
El Tesoro admitió que saldrá a vender dólares para contener la cotización oficial y en sus primeras horas de nuevas reglas del juego, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, denunció que una entidad de origen chino –sin nombrarla– impulsó el precio en $40 con una operación de apenas 30 millones.
En la previa de las elecciones bonaerenses y a un mes de las nacionales, el Gobierno suma enemigos y ahora sube al ring a los bancos, añadiendo tensión a la ya delicada situación financiera que atraviesa la administración de La Libertad Avanza.
En medio de una pulseada cambiaria marcada por la inestabilidad en las tasas y presión cambiaria, el ministro de Economía, Luis Caputo, debió blanquear la intervención del Tesoro en el mercado libre de cambios, que si bien se venía desarrollando desde hace tiempo como un secreto a voces, se iba a tornar indisimulable dadas las condiciones coyunturales.
Quirno lo confirmó a través de su cuenta oficial de X, precisando que tendrá intervenciones en el mercado "con el fin de contribuir a su liquidez y normal funcionamiento". En criollo, la flotación libre -que nunca fue del todo libre, ya que las empresas no podían acceder a dólar oficial, al tiempo que se arbitraba a través de la oferta de dólar futuro del BCRA y liquidez del Tesoro- ya no funcionaba.
La tensión no es del día. La coordinación entre el Tesoro y el Banco Central ya se percibía: ventas silenciosas desde reservas, caída de depósitos en divisas, y aumento simultáneo de depósitos en pesos fueron señales que anticiparon esta apertura oficial. El esquema flotante flexibilizado cedió ante la presión política y financiera.
Pero los anuncios no vinieron solos, y el secretario de Finanzas apuntó en las últimas horas contra “un banco de origen chino” que, según él, ejecutó una compra por 30 millones de dólares que elevó el tipo de cambio “desproporcionadamente” en unos $40. Nadie lo dijo, pero todos entendieron: el señalado es el ICBC. En la City, minimizan el hecho: lo atribuyen a un intento de ajustarel balance de fin de mes.
La intervención provocó un efecto inmediato: el dólar mayorista bajó algunos pesos, pero el malestar se tradujo al Riesgo País, que volvió a subir. El Gobierno volvió a darle un rol de interventor discrecional al Tesoro, algo que erosiona la confianza de los mercados en lo referente a la previsibilidad económica.
No obstante, Caputo y Milei priorizaron, al menos por ahora la política. Esta escalada se da en la recta final de campaña, cuando cada decisión económica se adopta mirando de reojo las urnas. El Tesoro ya está usando dólares en un escenario electoral. La pregunta del millón es si esta estrategia de contención a corto plazo no terminará erosionando la credibilidad del plan económico en el mediano plazo.