Atacaron brutalmente a un periodista en el acto de Milei: de los agravios presidenciales a la violencia física - Política y Medios
04-09-2025 - Edición Nº6425

CRISTIAN MERCATANTE

Atacaron brutalmente a un periodista en el acto de Milei: de los agravios presidenciales a la violencia física

09:34 |En medio de una arremetida del Gobierno contra el periodismo, que incluyó censura previa y pedidos de allanamientos a periodistas, militantes le rompieron la cabeza de un botellazo a un cronista de América TV.

El cierre de campaña de La Libertad Avanza en Moreno, que se venía preparando envuelto en sospechas por un dudoso operativo de seguridad y la apuesta del Gobierno a explotar la estrategia de la victimización, terminó con un grave ataque al periodismo, que se suma al prontuario oficialista de agresiones a la prensa.

Cristian Mercatante, cronista del programa Desayuno Americano transmitido por América TV, recibió un botellazo en la cabeza que le provocó una severa herida y lo dejó con toda la cara ensangrentada. Imagen que recorrió medios de comunicación y redes sociales desde la tarde/noche de este miércoles.

El golpe ocurrió mientras entrevistaba a manifestantes oficialistas encapuchados, que aparecieron en las cercanías del Club Villa Ángela -sede del acto presidencial- y requirió atención médica inmediata.

El clima se había ido enrareciendo desde la previa del acto, con el antecedente inmediato de las agresiones de la comitiva de campaña en Lomas de Zamora y las acusaciones del presidente, Javier Milei, que apuntó directamente a sus adversarios políticos y desvarió afirmando que podrían intentar matarlo.

A esto se le sumó un desencuentro entre el municipio del conurbano y Casa Rosada respecto al operativo de seguridad, que dejaba entrever que el terreno se allanaba para la sensación de inminencia de incidentes. La intendenta Mariel Fernández le recordó al Gobierno que la seguridad del presidente depende de la Casa Militar y no de fuerzas públicas provinciales ni locales.

En este marco de hostilidades llegó el brutal ataque a Mercatante, que no se dio sin contexto, sino en medio de una abierta batalla de Milei, sus funcionarios y militancia con la prensa.

Las diatribas sistemáticas desde Casa Rosada y el Gabinete, los comunicados llamando a 'odiar' al periodismo -tildado de “prostituido”, “corrupto” o “mentiroso” según la ocasión- se transmutaron en una violenta agresión física a un trabajador que se encontraba cubriendo el cierre de campaña.

“Esto es lo que pasa cuando el presidente dice que ‘no odiamos lo suficiente a los periodistas’”, comentaron sus colegas, señalando sin titubeos la raíz insoslayable del incidente.

La cobertura del hecho por parte de América TV.

Vale la pena recordar que, en los últimos días, el Gobierno venía en una avanzada firme contra la actividad periodística, con el objetivo de impedir la proliferación de nuevos audios relacionados con el escándalo de corrupción del pedido de coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS).

El Ministerio de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich, realizó una presentación -avalada por el juez Alejandro Maraniello- solicitando la prohibición de la difusión de audios que vinculen a la secretaria de la Presidencia, Karina Milei, con los acontecimientos, en una maniobra descripta por abogados constitucionalistas como un típico caso de 'censura previa'.

Presentación judicial donde la cartera solicitó, además, allanar los domicilios de los periodistas y empresarios involucrados en la difusión de los audios, realizada en el canal de streaming Carnaval. Un flagrante intento de amedrentar la actividad periodística en torno a cuestiones de interés común, como lo es la administración de organismos estatales. Finalmente, el fiscal Carlos Stornelli desestimó estas actuaciones.

El ataque a Mercatante ocurrió -además. luego de una advertencia del Ministerio de Seguridad bonaerense que alertaba por los “graves riesgos” que implicaba el acto tal como se había planificado, mientras militantes encapuchados ingresaban por diferentes zonas del predio, con la complicidad de las fuerzas federales o al menos apoyados en el pésimo operativo.

A esto se suman agresiones físicas y simbólicas de diverso tipo. El asesor presidencial Santiago Caputo intimidó y amenazó a un fotógrafo acreditado. En otra ocasión, Milei empujó a un cronista de Canal 3 en Rosario. Se documentaron 216 ataques contra periodistas en 16 meses, muchos vinculados directamente al poder político o su entorno digital.

El acto en Moreno no fue un caso aislado; fue la punta del iceberg. La exposición pública de odio sistemático, el llamado al desprecio y la impunidad política construyen terreno fértil para que militantes y allegados terminen justificando, y hasta ejecutando, violencia contra quienes solo cumplen con su rol de comunicar la acción política a diario.

La víctima no fue una simple estadística: fue el eslabón vulnerable de una cadena que los medios del oficialismo alimentan y los militantes viven como orden tácito. 

Este cierre de campaña expone más que una lesión física. Es una fractura institucional: cuando la prensa pasa de objeto a enemigo, el golpe no solo daña el cuerpo del periodista, sino la democracia misma. Y en los días que vienen, esa grieta puede crecer aún más.

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