Milei busca arrastrar la marca y acusa al kirchnerismo de "destruir el plan económico o hasta intentar matarme" - Política y Medios
03-09-2025 - Edición Nº6424

ESTRATEGIA ELECTORAL

Milei busca arrastrar la marca y acusa al kirchnerismo de "destruir el plan económico o hasta intentar matarme"

09:48 |En una entrevista con Louis Sarkozy, el mandatario acusó a la oposición y sus aliados de usar tácticas extremas para torcer su gestión: desde frenar leyes en el Congreso, hasta promover manifestaciones violentas o atentar contra su vida.

El Gobierno interrumpió el incómodo silencio de semanas tras la bomba de los audios filtrados de Diego Spagnuolo, y buscó recuperar el terreno perdido con denuncias y acusaciones que provocaran un sismo en la opinión pública, y sacaran del centro de la discusión las acusaciones de corrupción que apuntan como principal protagonista a la secretaria de la Presidencia, Karina Milei.

Luego de la presentación judicial del Ministerio de Seguridad, solicitando prohibir la difusión de audios que involucren a la hermana del presidente en medios de comunicación y redes sociales; y del pedido de allanamiento a los periodistas Jorge Rial y Mauro Federico, así como al titular del canal de streaming Carnaval, Pablo Toviggino, Casa Rosada rápidamente ensayó una nueva maniobra evasiva.

La estrategia logró exitosamente redirigir el tópico de debate al atentado contra la libertad de expresión a través de lo que fue calificado como un típico caso de censura previa, al menos durante las últimas 48 horas. Ahora, el presidente, Javier Milei, busca dar continuidad a la estrategia con acusaciones que incluyen un intento de magnicidio.  

En una entrevista cargada de tensión, el jefe de Estado lanzó acusaciones que desdibujan las fronteras entre la realidad y el delirio. En declaraciones a Louis Sarkozy -hijo del ex presidente francés, Nicolás- afirmó que la estrategia del kirchnerismo es aplicar la fórmula de Hernán Cortés: una jugada de “todo o nada”.

“Quieren destruir el plan económico desde el Congreso, provocar manifestaciones violentas o llegar al extremo de intentar matarme”, advirtió Milei en un estado de excitación al cual nos tiene acostumbrados.

Desde su narrativa, el mandatario nacional asegura que se enfrenta a los últimos manotazos desesperados de un régimen que intenta sobrevivir electoralmente. “Si Dios nos acompaña, lo terminaremos de sepultar el 26 de octubre, aunque el 7 de septiembre ya puede quedar herido de muerte”, anticipó en relación a las contiendas electorales.

La acusación se suma a una escalada discursiva evidente: hace días Milei ya calificaba al kirchnerismo como una fuerza que siembra el caos sistemáticamente, y que ahora ve en la destrucción económica una oportunidad política.

Lo que sorprende es el salto al terreno personal: pasar de la hipótesis económica a sugerir un intento contra su vida. Es una línea que, más allá del efecto, saca de la esfera política al adversario y lo traslada a un terreno de mafias que no es habitual en nuestro país.

Paradójicamente, la que sí fue víctima de un intento de magnicidio tan solo 3 años atrás fue precisamente la máxima referente del kirchnerismo, Cristina Fernández de Kirchner, a quien le gatillaron en la cabeza frente a su casa cuando se desempeñaba como vicepresidenta del Gobierno del Frente de Todos.

La estrategia busca poner al presidente y al Gobierno nacional en la posición de víctima cercada por la oposición, en un marco donde la coyuntura lo ubica más como victimario, responsable de orquestar una serie de esquemas poco transparentes para garantizar negocios personales de funcionarios como Karina Milei,  Eduardo 'Lule' Menem y su sobrino, Martín.

Sin embargo, la reiteración de la estrategia de embarrar la cancha con un escándalo tras otro parece ir desgastando su efecto, y los hilos comienzan a divisarse detrás de cada operación. En el Congreso avanzan las intimaciones al Gobierno por los casos de corrupción y las encuestas arrojan una caída de la imagen presidencial.

Por eso la frase final resuena con urgencia: “Si Dios nos acompaña...”, dijo Milei. No es solo una declaración de fe. Es una metáfora de qué tan al límite está la estrategia presidencial entre lo que pueden controlar y aquello que, por fuerza de las circunstancias, ya escapa a su mano.

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