El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se encuentra nuevamente en el centro de la escena política tras recibir duras críticas por su gestión al frente del distrito más poblado del país. Las acusaciones provienen principalmente desde sectores opositores, que apuntan a deficiencias en áreas clave como la seguridad, la educación, la infraestructura y la situación económica provincial.

Uno de los principales ejes del cuestionamiento es el incremento de la inseguridad en el conurbano bonaerense, donde vecinos, intendentes opositores e incluso dirigentes sindicales han manifestado preocupación por la falta de efectivos policiales, equipamiento y estrategias preventivas. A esto se suman denuncias sobre una gestión deficiente en la educación pública, con escuelas en mal estado edilicio y demoras en obras prometidas.

En el plano económico, las críticas apuntan al creciente déficit fiscal provincial y a la dependencia del financiamiento nacional. Si bien Kicillof ha defendido su modelo de inversión estatal y asistencia social, desde la oposición lo acusan de implementar un esquema insostenible que no promueve la generación de empleo genuino ni incentiva la inversión privada.

Desde el gobierno bonaerense, sin embargo, responden que muchas de las dificultades actuales son consecuencia directa del contexto macroeconómico nacional, de los recortes presupuestarios del gobierno de Javier Milei y de problemas estructurales heredados. “Estamos haciendo un esfuerzo enorme para sostener el funcionamiento del Estado frente a un ajuste brutal”, expresó recientemente Kicillof en un acto en La Plata.