
En plena caída libre de la influencia del asesor persidencial, Santiago Caputo, en los asuntos de diseño estratégico del Gobierno nacional, el presidente de la Nación, Javier Milei, mantuvo este domingo por la mañana una reunión con la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich.
La convalescencia del asesor predilecto del presidente a manos de la implacable secretaria de la Presidencia, Karina Milei, dejó al mandatario a merced del armado del clan Menem, del cual no tiene un buen concepto a pesar del voto de confianza de su hermano.
En la interna entre Las Fuerzas del Cielo lideradas por Caputo y el karinismo parece ir dirimiéndose hacia un modelo de gestión cada vez más asociado a la vieja política, a los acuerdos subterráneos y una creciente influencia de la 'casta' que el Gobierno dice combatir.
Mientras la pibada libertaria se ocupó de narrar una revolución antistablishment en el ecosistema digital, por detrás se fue cocinando un entramado de influencia territorial de la mano de Eduardo 'Lule' Menem, Sebastián Pareja y un circuito de armadores en las provincias; así como un temprano desplazamiento de quienes encabezaron 'la batalla cultural' del proyecto libertario.
En este contexto, podría leerse el encuentro de Milei con Bullrich como una intención de elevar el perfil de la experimentada ministra con el objetivo de equilibrar la relación de fuerzas en la mesa chica de La Libertad Avanza, donde Karina fue acaparando progresivamente más poder desde el inicio de la gestión.
Algo de esto transmite la imagen publicada en las redes sociales del presidente, donde la expresión de Bullrich es de suma confianza, imitando la foto del presidente encuadrada en la pared a sus espaldas con una sonrisa cómplice.
"Aquí junto a @PatoBullrich en pleno desayuno conversando sobre lo que será el camino a Octubre para defender los logros (que el Partido del Estado quiere romper) y trazando los nuevos objetivos de cara al futuro para la prosperidad de los argentinos de bien. VLLC!", escribió Milei en su posteo, que parece más dirigido a las entrañas de Casa Rosada que a cualquier otro destinatario.
Aquí junto a @PatoBullrich en pleno desayuno conversando sobre lo que será el camino a Octubre para defender los logros (que el Partido del Estado quiere romper) y trazando los nuevos objetivos de cara al futuro para la prosperidad de los argentinos de bien.
— Javier Milei (@JMilei) July 13, 2025
VLLC! pic.twitter.com/PEIO0CDbdZ
La ciega confianza en la estrategia de su hermana comenzó a fracturarse a raíz de la exclusión de Santiago Caputo del trinomio que hasta hace poco se dividía los diagnósticos, la planificación y la ejecución de la práctica política del Gobierno.
Previo a esto, la guadaña de Karina fue alcanzando cada cabeza que mantenía un vínculo estrecho con el presidente: la expulsión de Ramiro Marra o el alejamiento de Lilia Lemoine pueden configurar casos testigo y precedentes de la madre de todas las internas con el asesor estrella.
Para peor, las consecuencias de estas decisiones se vieron teñidas de arreglos al menos llamativos, como la entronización de la ex militante de La Cámpora, Pilar Ramírez, como jefa del bloque de legisladores porteños ante la salida de Marra. Un pragmatismo a prueba de cualquier batalla cultural que involucra los peores vicios de la política de oficio.
El asunto es que, evidentemente, la posibilidad de poner un límite al hambre de poder de la secretaria de la Presidencia excede a las capacidades del presidente, incapaz de imponerse ante cualquier asunto donde ella expida su sentencia. Lo más parecido a establecer su propio criterio fue ponderar a terceros -como su asesor- que le disputaban la hegemonía a Karina.
Quizás el escándalo de las valijas que salpica al Gobierno y tiene como protagonista a Leonardo Scatturicce, empresario asociado a Santiago Caputo, terminó de allanar el camino de la 'repostera', apodo con el que buscan bajarle el precio a la persona con más poder político concentra en el actual período.
El movimiento de Milei es peligroso, ya que Bullrich -como lo ha demostrado a lo largo de su trayectoria- tiene ambiciones políticas muy individuales y una lealtad sumamente flexible. No obstante, por estas horas no encuentra a nadie más cercano que su ex adversaria presidencial, a quien acusó abiertamente de "montonera pone bombas en jardines de infantes".
Además, en los planes del Gobierno la intención era presentar a Patricia como candidata a senadora nacional por CABA. No sólo por la escasez de cuadros políticos con buen señority electoral en las filas libertarias, sino también para apartar de un cargo tan relevante a una dirigente con cierta independencia del liderazgo mileísta. La razón detrás del acercamiento es una incógnita, entonces.
Queda claro que Milei deberá ofrecer algo más de influencia a la ministra en el armado de listas para correrla de su rol protagónico en el Poder Ejecutivo: en la lista de LLA para las elecciones en CABA, sólo pudo incluir a Juan Pablo Arenaza, que renovó banca.
En PBA, crecen las chances de que ingrese el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, en la primera sección. Se trata de un dirigente que ya se pasó al barco del oficialismo hace tiempo y con un peso relativo propio en territorio. Además podría sumar a Héctor Gay (ex intendente de Bahía Blanca) en la Sexta sección.
Pero más allá de eso, tanto Bullrich como los diferentes aliados que había ido cosechando en la rosca con gobernadores y legisladores nacionales fueron apartados por Karina Milei y el clan Menem, que se adjudican el derecho a construir un mileísmo con más indios y menos caciques.
La presencia cada vez más frecuente de la hermana del presidente en los actos de fuerzas de Seguridad parece ir en la dirección de evitar un crecimiento desmedido del capital político de la ministra y arrastrar la marca. Lo mismo ocurre con la vicepresidenta, con quien se encuentra abiertamente enfrentada, aunque en esta ocasión vale aclarar que comparte opinión con el mandatario nacional.
Lo cierto es que el extraño vínculo de los hermanos Milei no permite concluir de manera contundente si el acercamiento del mandatario nacional a Bullrich se da como un intento de frenarle el carro a la secretaria de la Presidencia o se inscribe en una estratagema más amplia para correrla del Poder Ejecutivo al legislativo y entronizar a un actor de lealtad ratificada muy recientemente.
Las malas lenguas ya pronuncian el nombre del diputado Cristian Ritondo en Seguridad, en caso de que el operativo funcione y Karina Milei obtenga la totalidad de la autoridad en los asuntos ejecutivos del Gobierno.