
La seguridad sigue siendo la falencia mas grande del gobierno provincial, las estadísticas continúan mostrando un aumento en delitos como robos, homicidios y hechos de violencia en el conurbano. La implementación de medidas preventivas ha sido calificada por expertos como insuficiente, mientras que vecinos de distintos municipios reclaman mayor presencia policial y respuestas concretas.
En el ámbito de la educación, sindicatos y docentes han señalado falencias en infraestructura escolar, falta de inversión sostenida y demoras en la ejecución de obras prometidas. Pese a los anuncios oficiales, miles de alumnos continúan asistiendo a escuelas en condiciones precarias, sin calefacción ni materiales básicos.
En cuanto a la salud, hospitales y centros de atención denuncian escasez de insumos, sobrecarga de personal y deficiencias estructurales. Aunque durante la pandemia se realizaron inversiones importantes, muchas de ellas no se mantuvieron en el tiempo, afectando la calidad del servicio actual.
Desde lo económico, la gestión de Kicillof ha sido objeto de críticas por el crecimiento del gasto público, el aumento de la presión impositiva y una deuda provincial que sigue en ascenso. Además, sectores productivos bonaerenses, especialmente pymes y productores agropecuarios, cuestionan la falta de acompañamiento y políticas claras para incentivar la actividad económica.
A pesar de estos cuestionamientos, desde el entorno del gobernador defienden su gestión asegurando que "se está gobernando una provincia profundamente endeudada y desfinanciada" y que "los problemas son estructurales y llevan décadas".
Con vistas a un nuevo ciclo electoral, el debate sobre la efectividad del mandato de Kicillof se intensifica, y la oposición ya comienza a posicionarse con fuerza, capitalizando el malestar de amplios sectores de la ciudadanía.