
El gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, y la ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, finalmente concretaron su primer encuentro este jueves por la tarde, y es noticia no sólo en el ecosistema peronista, sino en todo el tablero político nacional.
Los dos máximos referentes del movimiento, que desde hacía meses se enroscaban en una disputa con más fundamentos en la vanidad individual que en las perspectivas programáticas, mantuvieron un encuentro tras la decisión de la titular del Partido Justicialista, de ser candidata a legisladora bonaerense por la Tercera Sección electoral.
La decisión de la ex mandataria provocó un cimbronazo en todo el espectro politico, que obligó a delinear la narrativa del oficialismo y precipitó una estrategia de unidad peronista que se dilataba al calor de disputas protagonizadas por alfiles de ambos bandos.
Las habituales diatribas de intendentes camporistas como Mayra Mendoza (Quilmes) a la gobernación se convirtieron en dóciles relativizaciones de un enfrentamiento imposible de maquillar, mientras tarda más en bajar la espuma de los axelistas como Mario Secco (Ensenada), que hasta hace pocas horas continuaba chicaneando a la que hasta hace meses era su jefa política incondicional.
El pragmatismo electoral pudo más que los resquemores por el no apoyo de Kicillof a Cristina en la interna del PJ, las diferencias en la estrategia electoral entre los dirigentes; e incluso de la -poco respetuosa- condición impuesta por el jefe de Asesores de la Provincia, Carlos Bianco, de un respaldo "sin chistar" a las propuestas del gobernador por parte de todas las fuerzas del peronismo, con el objetivo de construir la unidad.
Según se deslizó a la prensa, se resolvió conformar una mesa política integrada por representantes de los distintos sectores del peronismo y espacios aliados, con el fin de trabajar en una confluencia electoral que se traduzca en listas conjuntas.
La reunión tuvo lugar en medio de un debate sobre los alcances del armado opositor frente al avance del oficialismo libertario y la falta de una conducción nacional unificada.
Kicillof, que en los últimos meses se mostró como uno de los principales articuladores del peronismo bonaerense, busca consolidar su liderazgo territorial sin romper puentes con el kirchnerismo. Cristina, por su parte, sigue jugando un rol de consultora estratégica, con foco en mantener cohesionado al espacio.
Ambos coincidieron en la necesidad de evitar la dispersión del voto opositor y generar una hoja de ruta común, respetando la diversidad interna. La iniciativa incluiría a gobernadores, legisladores, intendentes y referentes sindicales.
No obstante, esto no implica que la unidad esté garantizada ni que el acuerdo esté cerrado. Las fuentes consultadas advierten que el proceso recién comienza y que los matices entre los distintos sectores siguen latentes.
La conformación de esta mesa de articulación política podría oficializarse en los próximos días, con vistas a construir un nuevo frente amplio que compita con Milei en septiembre.