
La percepción social del aumento de los precios, cada vez más, difiere de las estadísticas del Instituto de Estadísticas y Censos (INDEC) que encabeza el otrora massista Marco Lavagna, y comienza a minar la legitimidad del principal capital político del Gobierno.
Este conflicto de credibilidad, que fue común a cada administración en las últimas décadas, comienzan a cocinar a fuego lento un índice de Precios al Consumidor (IPC) Congreso, similar al instituido durante la gestión de Guillermo Moreno.
En esa misma línea, el Centro de Investigación en Finanzas (CIF) de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), publicó recientemente un informe que robustece lo que hasta ahora se manifiesta como una sensación comunitaria, ubicando la inflación en torno al doble de lo que se reporta oficialmente.
Según indica el relevamiento, la muestra encuestada considera que los precios se incrementaron en torno al 4,23% en el mes de mayo, contrastando con una estimación de las consultoras que ubican la inflación alrededor del 2%. Al mismo tiempo, se proyectan aumentos de 38,8% para el próximo año, también por encima de lo estimado por el Gobierno y los privados.
El documento señala que "desde mayo de 2023 incorporamos una nueva pregunta sobre la inflación mensual esperada para los próximos 30 días" y agregaron: "Esta pregunta tiene una mayor tasa de respuesta que la inflación anual, lo que sugiere que en un contexto de elevada incertidumbre probablemente le sea más fácil a la persona contestar lo que cree pasará en un mes".
Al discriminar por regiones geográficas, se observa que los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires creen que la inflación a un año será de 42,1%, en el conurbano bonaerense, 40,8% y en el resto del país, 37,3%.
Otra observación relevante es que las personas de los deciles de menores recursos perciben la inflación más alta que los que se encuentran en una mejor situación socioeconómica: "Los hogares de mayores ingresos pasaron de 40,5% el mes pasado a 37,7% este mes. Los hogares de menores ingresos, de 42,8% a 41%".
Queda claro que, más allá de cuestiones de confianza, la negativa a actualizar la composición de la canasta y el protagonismo otorgado a los diferentes rubros del IPC distorsionan las cifras oficiales del sentimiento ciudadano. Variables como los servicios, el transporte o el alquiler se encuentran subrepresentados en el actual esquema, mientras que explican la mayor parte de los gastos para los comunes.
Se trata de una carencia común a muchas de las estadísticas del organismo, como evidenció recientemente la reactivación del consumo celebrada por el Gobierno; traccionada por rubros como el inmobiliario, escrituraciones o patentamientos, mientras continúan su caída los alimentos, bebidas y productos de primera necesidad.
A pesar de que el INDEC desarrolló una nueva medición en el período 2017/2018, con cambios considerables en la canasta de consumo, pero no se aplica en la actualidad.
Allí, se implementó un aumento del porcentaje de gasto que las familias destinan a servicios como agua, electricidad y gas desde 9,4% a 14,5%; un ajuste en transporte de 11% a 14,3%; uno en comunicaciones de 2,8% a 5,2% y una reducción de alimentos de 27% a 22,7%