
La ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, confirmó este lunes que será candidata a legisladora provincial por la Tercera Sección electoral de la Provincia de Buenos Aires, exponiendo su mirada estratégica respecto a las elecciones legislativas que tendrán lugar este año.
La titular del Partido Justicialista, que bregó hasta último momento por la unificación de las elecciones nacionales y las bonaerenses, resolvió poner el cuerpo en su bastión electoral más duro: el oeste y sur del conurbano bonaerense.
Desde su óptica, “si hay un mal resultado electoral del peronismo” en septiembre, la interrogante de “cómo va a irradiar en el resto del país” para octubre era demasiado riesgosa. Por esto, decidió encabezar la lista del peronismo en una de las regiones que más votos tracciona y que más lealtad le tiene como líder política.
Cristina apuntó contra el gobernador Axel Kicillof y su estrategia, aunque sin mencionarlo, recordando que “la provincia fue gobernada por alfonsinistas, menemistas, duhaldistas, kirchneristas y macristas, y nunca se desdobló”.
La cuestión del desdoblamiento se ha convertido en la excusa perfecta para expresar la puja de poder entre el cristinismo y los seguidores del mandatario bonaerense en los últimos meses.
Ante el contraste de puntos de vista, desde el entorno de la titular del PJ presionaron a gobernación para unificar elecciones desde el primer rato. Los chispazos incluyeron declaraciones públicas, pero también obstrucción de iniciativas del Ejecutivo en la legislatura, e incluso reclamos por parte de intendentes de La Cámpora, en actitud de franca oposición.
Lo cierto es que Kicillof se mantuvo intransigente en su postura, buscando proyectar una emancipación de quien lo ungiera como cuadro político, aferrado al fundamento de que los mecanismos para emitir el voto serán diferentes; pero también a su intención de plebiscitar su administración ante el electorado.
Cristina expuso los motivos de su perspectiva, explicando: “Es una provincia muy grande, son 135 municipios y 17 millones de personas que van a tener que ir a votar, con 7 semanas de diferencia, diputados provinciales y diputados nacionales”.
En su razonamiento subyace la escasa participación que cosechó la elección municipal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), que fue tomada como caso testigo desde sus filas, cuestionando los resultados que arrojó para el oficialismo una campaña enfocada fundamentalmente en criticar la gestión de Jorge Macri.
La ex presidenta explicó su candidatura considerando que “tenés que ir al lugar donde más servís en el momento en que es oportuno, apostar a que el proyecto colectivo vaya para adelante”, y ante el desdoblamiento procura asegurar las elecciones provinciales para tener alguna chance en las nacionales.
Los efectos colaterales de la decisión podrían ser diversos: un mal resultado provincial jugando el ancho de espadas de local anticiparía una derrota categórica en octubre; mientras que una victoria contundente le daría la derecha a la estrategia de Kicillof, con el empuje de la decisión de Cristina.
El peronismo, en su derrotero de internas y carrera de egos que viene signando la última década (desde que Mauricio Macri le arrebató la hegemonía que había exhibido durante casi todo el siglo), viene sufriendo una diáspora de representación que lo bajó de partido nacional a la Provincia de Buenos Aires y podría terminar por confinarlo al conurbano bonaerense.
A la espera de una renovación generacional y una actualización del programa político, económico y cultural, que -para variar- prometa algo de futuro entre todo el pasado del cual se jacta; la base electoral se desangra postergada por rencores palaciegos que no interpelan más que a los -cada vez menos- fanáticos de ciertos dirigentes.
Bueno. Ya hay primer spot de Cristina candidata a Diputada bonaerense por la tercera sección electoral. Repasa toda su carrera política, con un detalle: no dice nunca que fue vicepresidenta. pic.twitter.com/ZDtCFG90Mu
— Manu Jove (@manujove) June 3, 2025
Las falencias del Gobierno nacional y del presidente, Javier Milei, fueron parte del diagnóstico de la ex presidenta, que siempre cuenta con la posibilidad de contrastar -más o menos explícitamente- los programas de ajuste con sus mandatos más tendientes a un Estado de Bienestar.
Cristina definió a la actualidad del país como “una realidad un tanto esotérica” y cuestionó a la administración de La Libertad Avanza por haber “pasado del cepo al dólar al cepo al salario”. También reprochó que la administración libertaria aplica un “ajuste” a sectores del Estado que “siempre han tenido un comportamiento ejemplar, como el Hospital Garrahan”.
“Esta es una derecha que llega sin un plan, es una derecha cruel y un tanto esotérica”, dijo y, en referencia al macrismo, acusó: “Hubo una derecha mafiosa y cínica en 2015 que ganó las elecciones diciendo que los argentinos no iban a perder nada de las cosas buenas que tenían y solo iban a perder las cosas que estaban mal”.
Hubo quejas también para la campaña mediática y política de aquella época, respecto a lo cual criticó que “los convencieron de que nos habíamos robado un PBI”.
Sobre Milei, la líder kirchnerista consideró que “es un marginal de la política” y que, como tal, “sería bueno que se ocupara de los problemas de la marginalidad y vulnerabilidad, pero no, es un marginal que se ocupa de los ricos y de los que tienen mucho poder”.
También propuso una reforma constitucional “urgente” a “nivel nacional” para que haya que votar “cada 4 años”.
En referencia a las elecciones porteñas, consideró que el desdoblamiento dispuesto por el jefe de Gobierno Jorge Macri, para los comicios del 18 de mayo último fueron un “gran error” que le costó al PRO “salir tercero” en ese distrito.
“El peronismo hizo un muy buen papel producto de una lista en la que se pudo construir una unidad”, indicó sobre la lista que encabezó Leandro Santoro, y que obtuvo 27 puntos.