
La vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel, vive horas turbulentas dentro de su círculo político más cercano. En un claro mensaje de consolidación de poder, la funcionaria ratificó su postura política en sintonía con la minimización de la represión ilegal ocurrida durante la última dictadura cívico-militar y oficializó nombramientos que ya generaron fuertes cuestionamientos en los sectores más progresistas de la política argentina.
Uno de los nombramientos más polémicos fue el de Juan Manuel Gustavo Gestoso Presas, exmilitar acusado de ordenar la destrucción de pruebas vinculadas a crímenes de lesa humanidad ocurridos en la dictadura. Este acto de designación, que no pasó desapercibido, muestra cómo la Vicepresidenta afianza su mesa chica con figuras vinculadas al ejército, mientras se enfrenta a una creciente crisis interna dentro de su espacio político.
A través del decreto 0306/25, firmado por Villarruel, se oficializó el nombramiento de Gestoso Presas como subdirector general de Auditoría y Control de Gestión. El exmilitar había sido responsable de la Compañía de Inteligencia 5 "Mayor Humberto Viola", en Salta, y estuvo involucrado en un caso de destrucción de pruebas clave para el esclarecimiento de crímenes de lesa humanidad.
En 2008, dos libros de guardia del Hospital Militar de Salta, que contenían registros de nacimientos ocurridos entre los años 1970 y 1997, fueron hallados en condiciones deplorables. La información, que podría haber sido crucial para esclarecer casos de apropiación de menores durante la dictadura, fue entregada a Gestoso, quien, tras evaluarlos, ordenó su destrucción.
A pesar de la gravedad del acto, el Tribunal Oral Federal de Salta decidió en 2014 sobreseer a Gestoso, alegando que el delito no constituía una violación de los derechos humanos, ya que se encontraba prescripto. Sin embargo, la designación de Villarruel reavivó el debate sobre la impunidad de algunos miembros de las fuerzas armadas.
Crisis interna: la “traición” juvenil y el enfrentamiento con La Libertad Avanza
La ratificación de Gestoso en la estructura del Senado no fue la única causa de malestar en el entorno político de Villarruel. En las últimas semanas, la vicepresidenta enfrentó un revés importante al acusar a la corriente juvenil de su sector de "traición". El conflicto estalló cuando estos jóvenes decidieron fiscalizar las elecciones porteñas bajo la órbita de La Libertad Avanza (LLA), el frente liberal que respalda a Javier Milei.
El enfrentamiento se agudizó cuando, dentro del propio espacio de la vicepresidenta, se denunció que los jóvenes estaban siendo sometidos a estrictos controles y prohibiciones que limitaban su participación política. La fricción entre la juventud y el liderazgo de Villarruel resalta una creciente división en su coalición, que ya no es solo ideológica, sino también generacional.