
El arzobispo de Buenos Aires, José García Cuerva, manifestó una fuerte crítica a las desigualdades sociales que experimenta la Argentina y a la fragmentación social en ocasión del Te Deum por el aniversario de la Revolución de Mayo, brindado en la catedral porteña.
Frente al presidente de la Nación, Javier Milei, y su gabinete de ministro, el líder católico aseguró que sus palabras buscan “ser un aporte, a la luz de la Palabra de Dios, para la reflexión de todos los actores de la sociedad argentina”, aunque, con cierta resignación, lamentó que “luego, algunas frases puedan ser tomadas de manera aislada para querer alimentar la fragmentación”.
Minutos atrás, Milei habia llegado a la catedral optando por no saludar a la vicepresidenta, Victoria Villarruel, y el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri. El jefe de Estado observaba en primera fila la crítica al ABC metodológico de su liderazgo.
l mensaje del arzobispo golpeó de lleno a la cultura política nacional, que desde hace años orbita en torno a la famosa 'grieta', elemento simbólico que ordena las fuerzas sociales a ambos lados de una suerte de límite moral, que propicia la aceleración constante en la polarización y las fricciones.
“Se está muriendo la fraternidad”, expresó García Cuerva al referirse en la Argentina, recuperando fragmentos del evangelio según Marcos, y advirtió que “se está muriendo la tolerancia y el respeto; y si se mueren esos valores, se muere un poco el futuro, se mueren las esperanzas de forjar una Argentina unidad, una Patria de hermanos”.
También mencionó el fenómeno de los discursos de odio en redes sociales. “Hemos pasado todos los límites: la descalificación, el destrato y la difamación parecen moneda corriente”, manifestó en relación a lo que catalogó -citando al Papa Francisco- como “el terrorismo de las redes” que “legitima el odio y la deshumanización del otro”.
🔴 Fuerte mensaje de García Cuerva frente a Milei en el Tedeum: "No se construye desde la guerra entre nosotros. Frenar el odio es urgente" pic.twitter.com/pcStgFpLPt
— El Economista (@ElEconomista_) May 26, 2025
El arzobispo también se refirió a la baja participación registrada en las elecciones para legisladores porteños, interpretando que “nos mintieron muchas veces y nos hicieron perder las ganas de participar”.
Sobre esto, profundizó: “Años de promesas incumplidas y estafas electorales nos hicieron perder las ganas de participar, nos hicieron perder el entusiasmo de involucrarnos, hasta de cumplir con el deber ciudadano de ir a votar, porque pensamos: ‘otra vez lo mismo, nada va a cambiar’; sentimientos e ideas que afloran cuando se experimenta que nos mintieron muchas veces”.
A continuación, García Cuerva se refirió a uno de los grandes males que afectan al país desde hace años. “Nuestro país también sangra: tantos hermanos que sufren la marginalidad y la exclusión. Tantos adolescentes y jóvenes víctimas del narcotráfico, que en algunos barrios es un Estado paralelo; tantas personas que están en situación de calle”, lamentó.
También se refirió a las víctimas de las inundaciones, personas con discapacidad y otros de los males de época: “Tantas madres que ya no saben qué hacer y cómo evitar que sus hijos caigan en las garras de la droga y el juego, los jubilados que merecen una vida digna, con acceso a los remedios y a la alimentación; herida esta que sigue abierta y sangra hace años, pero que como sociedad tenemos que curarla pronto”.
Sobre el final, al arzobispo remarcó que “Argentina sangra en la inequidad entre los que se laburan todo, y los que han vivido de privilegios que los alejó de la calle, de los medios de transporte público, de saber cuánto valen las cosas en un supermercado”.
En relación a estas desigualdades sociales, cuestionó a quienes “alejados de la gente de a pie, no sienten su dolor, ni sus frustraciones, pero tampoco se emocionan con sus esperanzas y su esfuerzo diario por salir adelante”, y tienden a relativizar la gravedad de estas condiciones de vida.