Por: Pedro Domínguez 

En una escena más propia de una estrategia de supervivencia personal que de una construcción política coherente, Patricia Bullrich decidió afiliarse a La Libertad Avanza y arrastró con ella a cinco legisladores bonaerenses que, hasta hace días, respondían al PRO. Con esta jugada, el oficialismo libertario da un paso más en su proceso de cooptación, mientras el macrismo asiste impotente a su propia descomposición.

Lo que se presenta como una reafirmación ideológica no es más que una maniobra de alineamiento oportunista. Bullrich, que en 2023 fue candidata presidencial por Juntos por el Cambio, hoy se pliega al proyecto que antes cuestionaba con dureza. Su argumento: la coherencia. El mismo que usó para justificar su pase del peronismo al menemismo, del menemismo al cavallismo, del cavallismo al macrismo, y ahora al mileísmo.

Pero el verdadero objetivo de fondo no es la “coherencia política”, sino la supervivencia dentro de un esquema de poder que tiene cada vez menos lugar para voces intermedias. En ese marco, cinco diputados provinciales —Retamoso, Colugnatti, Compagnoni, Gómez y Pomponio— decidieron seguir el camino marcado por Bullrich, disolviendo el bloque PRO Libertad para sumarse oficialmente a La Libertad Avanza. Una estampida planificada, digitada desde el corazón del poder libertario por Karina Milei.

El movimiento, aunque disfrazado de convicción ideológica, revela una mecánica de absorción sin disimulo. El mileísmo no crece orgánicamente: crece fagocitando estructuras ajenas, exprimiendo lo que queda de fuerzas aliadas para engordar su representación legislativa y consolidar un relato de expansión que poco tiene que ver con el voto popular y mucho con el reacomodamiento de dirigentes.

En paralelo, el PRO se vacía sin capacidad de respuesta. Mauricio Macri, más preocupado por la ingeniería electoral de 2025 que por frenar la sangría, observa cómo su espacio se desangra sin resistencia en los territorios clave. Y los radicales, ausentes del tablero, miran desde la barrera.

El bloque libertario, fortalecido por estas maniobras, se encamina a desplazar al PRO como primera minoría en la Cámara baja bonaerense. Pero el precio de este crecimiento acelerado podría pagarse con intereses. Las lealtades construidas en base a conveniencias suelen durar lo que dura el viento a favor.

Mientras tanto, los grandes temas de la provincia —endeudamiento municipal, deterioro social, parálisis productiva— quedan relegados. La política se reduce a un juego de pases, afiliaciones y fotos para redes sociales. La ciudadanía, como siempre, queda afuera del tablero.