
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, anunció este lunes que las elecciones provinciales se llevarán a cabo el próximo 7 de septiembre, separadas del calendario nacional, y confirmó el envío a la Legislatura bonaerense de un proyecto para suspender las PASO. Lo hizo amparándose en supuestas “dificultades técnicas” vinculadas con la implementación de la boleta única de papel propuesta por el gobierno nacional. Pero detrás del argumento administrativo, muchos ven una clara jugada política.
Con un tono solemne, Kicillof justificó su decisión alegando que la boleta única “genera un caos”, y que “no se puede votar con dos urnas y dos sistemas distintos el mismo día”. Sin embargo, el mandatario evitó reconocer que el sistema propuesto ya fue implementado con éxito en provincias como Santa Fe y Córdoba, y que el desdoblamiento electoral, lejos de ser una solución técnica, favorece su estrategia electoral al despegar su boleta de la caída en la imagen presidencial de Javier Milei.
La decisión de suspender las PASO también genera sospechas. Pese a que existen varios proyectos en la Legislatura, y a que muchas fuerzas políticas estarían dispuestas a discutirlo, Kicillof ahora presiona para que la medida se tome “lo más rápidamente posible”, eliminando así una instancia clave de selección democrática. ¿Se trata realmente de evitar el “caos” o de cerrar el juego interno para consolidar su candidatura sin competencia?
“El tiempo de votación se duplicaría”, aseguró el Gobernador en tono alarmista, citando simulaciones internas que no fueron exhibidas públicamente. Pero omite que la boleta única es una herramienta que apunta a reducir el clientelismo, el robo de boletas y otros vicios del viejo sistema, aspectos que su gestión parece no querer discutir.
Kicillof también apeló al desgaste con el gobierno nacional, recordando que Milei pidió su renuncia y acusándolo de querer intervenir la provincia. “Claro que tenemos que defender la provincia”, dijo, en un tono épico que parece más pensado para cerrar filas internas que para ofrecer soluciones concretas a los bonaerenses.
En paralelo, el mandatario llamó a conformar “un frente lo más amplio posible” para evitar el avance de lo que llamó “la motosierra”, en referencia al ajuste económico nacional. Sin embargo, no hizo autocrítica alguna sobre los problemas estructurales que persisten en la provincia tras años de gestión peronista, ni sobre el endeudamiento provincial, la inseguridad creciente o la crisis en el sistema educativo.
Mientras tanto, se multiplican las voces críticas que ven en estas maniobras un intento de acomodar el tablero electoral ante un escenario adverso, con una elección provincial separada que permita medir fuerzas sin arrastrar el peso del debate nacional.
Con esta jugada, Kicillof apuesta a blindar su figura y reducir riesgos, aún a costa de alterar las reglas de juego democráticas y debilitar una herramienta de participación como las PASO. Lo que se presenta como una solución técnica, no es otra cosa que una decisión profundamente política.