
Luego de tener días relativamente tranquilos, la tercera semana de marzo mostró una importante aceleración de la inflación de alimentos y bebidas, señaló la consultora LCG. El aumento fue del 2,4% semanal, el nivel más alto de los últimos seis meses.
Además, el dato de la inflación mayorista encendió una luz roja. El 1.6% mensual en febrero la lleva al nivel más alto en 4 meses, es la segunda suba consecutiva desde que se inició el proceso deflacionario. Para algunos economistas, el dato es un anticipo de lo que sucede con el IPC minorista.
Los productos importados mantuvieron la suba del 0.5% mensual, el resto de los componentes reflejaron una inflación en ascenso: 2.3% y 1.6% en cada caso.
La suba del 0.5% de los productos importados no es un dato menor. Aún con la reducción del crawling peg (conocido en español como "paridad móvil" o "devaluación administrada", es un régimen cambiario en el cual el tipo de cambio de una moneda se ajusta de manera gradual y periódica en función de una serie de indicadores económicos predefinidos), que pasó del 2% al 1% el ritmo de aumento del tipo de cambio oficial, los precios siguieron aumentando y el IPC de febrero revirtió la tendencia bajista.
La suba de precios claramente es debido a este aumento del dólar, que volvió a ampliar la brecha, pese a que el Ministerio de Economía quemó la semana pasada más de USD 1.000 millones para pisar su cotización. En una economía bimonetaria como la argentina, el pase a precios de la devaluación -pass through- (variación porcentual en los precios en moneda local ante una modificación del tipo de cambio nominal), parece inevitable.
Este fenómeno no sorprende a nadie, ya que se viene repitiendo desde hace décadas en la historia argentina. Esto hace que se agrave cada vez que el mercado, y se empiece a percibir que es inevitable una devaluación. El dato es que todo lo que se produce en el país tiene al menos un componente importado, con lo cual si sube el dólar se dispara el costo de fabricación. A esto se sobreimprime la suba de precios por cobertura.
Ante el fantasma de una devaluación, nadie quiere perder rentabilidad, entonces comienza a regir la teoría de los aumentos preventivos.
El consenso entre los economistas es que el nivel de pass trhough de la Argentina está muy por encima de países comparables. Hay distintas estimaciones que hablan de alrededor del 20% para Argentina y niveles más bajos para otros países de Latinoamérica. Lo cierto es que depende de distintos factores como la evolución de los distintos tipos de cambio y los mecanismos de indexación de los contratos.