
El 2025 trae un abanico de retos y promesas para los medios de comunicación. Desde las tensiones políticas globales hasta la irrupción imparable de la inteligencia artificial (IA), la industria enfrenta un año que podría redefinir no solo el negocio, sino también la esencia misma del área. ¿Qué papel jugarán los medios tradicionales en un ecosistema donde las plataformas tecnológicas y los creadores de contenido alternativo ganan cada vez más terreno?
La confianza en el periodismo está en jaque. De acuerdo a uno de los últimos informes del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo titulado “Periodismo, medios y tecnología: tendencias y predicciones para 2025”, solo el 41% de los líderes del sector se sienten optimistas sobre el futuro del oficio. Los motivos de preocupación son claros: ataques a la prensa desde la política, polarización social y un entorno digital donde los contenidos generados por IA comienzan a eclipsar a las noticias tradicionales.
Si bien ChatGPT, de Open AI, cuenta con funciones de voz avanzadas, y tanto Siri como Alexa se actualizaron, el informe del Instituto Reuters plantea que el 20% de la muestra cree que estas interfaces serán “el próximo boom”, mientras que la mitad (51%) prevé un impacto “a fuego lento”.
Por otra parte, los encuestados plantearon dudas acerca del fenómeno creciente de influencers y creadores: no queda claro si representan algo bueno o malo para el periodismo. Alrededor de una cuarta parte (27%) tiene una opinión negativa ante la posibilidad de que el ejercicio profesional del periodismo sea desplazado, pero el 28% considera que los medios pueden aprender mucho en cuanto a creatividad narrativa y creación de comunidades.
Sin embargo, hay un hilo de esperanza. Más de la mitad de los encuestados del sector (56%) confía en las perspectivas comerciales de sus organizaciones. La elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos —con todo el caos informativo que podría generar—, el crecimiento de las suscripciones digitales y la búsqueda de fuentes alternativas de ingresos, como licencias a plataformas de IA, son vistas como oportunidades para capitalizar el interés renovado del público.
Los ejes que marcarán el debate mediático
En este contexto, tres grandes issues se imponen como centrales para entender los desafíos del sector:
La convivencia entre la inteligencia artificial y el periodismo profesional, ya que la primera no es solo una herramienta, es su nuevo competidor. Plataformas como ChatGPT o Perplexity generan respuestas que emulan artículos periodísticos, desplazando tráfico que antes llegaba a los medios desde motores de búsqueda. Aunque esto plantea riesgos para la viabilidad económica de los medios, también abre la puerta a nuevas oportunidades, tales como acuerdos de licencias o el desarrollo de productos basados en personalización y automatización.
El auge del contenido alternativo y la credibilidad de los medios también es un punto a trabajar, porque en un mundo donde los creadores de contenido partidarios y alternativos tienen una influencia creciente, los medios tradicionales enfrentan un desafío de legitimidad. ¿Cómo competir con formatos más ágiles, personalizados y carismáticos sin perder los valores esenciales del periodismo? Recuperar la confianza y el hábito de consumo informativo será clave para sobrevivir en este nuevo paradigma.
Además, el impacto de las regulaciones tecnológicas que incrementan las tensiones geopolíticas están en el centro de una batalla regulatoria global. Mientras Estados Unidos presiona a plataformas como TikTok, desregula los criterios de veracidad en Facebook, X e Instagram, y la Unión Europea impulsa políticas más restrictivas sobre contenido, los medios de comunicación deben encontrar su lugar en un tablero dominado por intereses gubernamentales y corporativos.
Innovación o extinción: el dilema de los medios
A pesar de los desafíos, 2025 podría ser el año de las oportunidades si los medios abrazan el cambio con visión estratégica. Los editores más innovadores ya están apostando por diversificar sus ingresos, creando experiencias más personalizadas y explorando formatos como el audio, el video y las interfaces conversacionales impulsadas por IA.
Por otro lado, el desarrollo de productos específicos para audiencias jóvenes y el uso de IA para traducir, sintetizar y presentar contenidos son movimientos que demuestran que la industria comprende la necesidad de adaptarse al ritmo vertiginoso de las expectativas del público.
Por eso, este año no será fácil para los medios. La convergencia de desafíos políticos, económicos y tecnológicos exige decisiones audaces. Sin embargo, aquellos que logren encontrar un equilibrio entre la innovación tecnológica y los valores fundamentales del periodismo estarán mejor posicionados para liderar la próxima década.
El periodismo no está muerto, aunque su supervivencia depende de su capacidad para reinventarse, recuperar la confianza del público, consolidar audiencias y demostrar que sigue siendo esencial en una democracia que, paradójicamente, parece cada vez más dependiente del caos informativo.
A partir de un brillante artículo del exdirector de The Economist y actual director de Bloomberg News, John Micklethwait, titulado “How journalism will adapt in the age of AI”, se plantea un futuro en el que la IA no solo mejorará la labor periodística de los medios de calidad, sino que también podría dotarla de cierta renovación.
Es crucial entender que las herramientas tecnológicas, como la IA o Internet, pueden ser utilizadas de maneras radicalmente diferentes. Internet, a más de treinta años de su popularización, permitió que ciertos medios se consoliden como referentes informativos, mientras que otros han optado por convertirse en generadores de contenido de baja calidad.
La diferencia radica en cómo cada medio decide usar estas herramientas: aquellos que apostaron por la investigación y la generación de valor lograron posicionarse, mientras que quienes priorizaron la cantidad de contenido sobre la calidad terminaron siendo cómplices de modelos publicitarios que comercian con los datos de los lectores.
La IA, al igual que Internet en su momento, representa una tecnología de propósito general que ofrece un potencial inmenso. Para los buenos periodistas y medios comprometidos, la IA puede ser una aliada poderosa: facilita la investigación, la documentación, el monitoreo de última hora y el control de calidad. Sin embargo, también puede ser reducida a un simple generador de textos predefinidos si se utiliza de manera superficial. La diferencia entre ambos enfoques radica en la capacidad que tenga cada medio y periodista de adaptarse y entender el cambio.
De manera similar, algunos medios están utilizando la IA para crear resúmenes de artículos, personalizar alertas de noticias o mejorar sus procesos de corrección. Aunque esto podría conllevar la eliminación de ciertos puestos de trabajo, también abre la puerta a nuevas oportunidades en áreas como la gestión de datos, el diseño de productos y la ingeniería tecnológica.
El futuro del periodismo no depende solo de la adopción de nuevas herramientas, sino especialmente de cómo estas se integren en la misión fundamental de informar con rigor y responsabilidad. Los cambios tecnológicos, como los que trae la IA, exigen adaptación y formación constante. Aquellos que se resisten a este cambio corren el riesgo de quedar obsoletos, mientras que quienes lo abrazan pueden innovar y mejorar significativamente su propuesta.
En resumen, la IA no es un enemigo del periodismo, sino una oportunidad para reinventarlo. Si bien suele perpetuar modelos de baja calidad y rentabilidad inmediata, también puede elevar los estándares del oficio, permitiendo una labor más ágil, precisa y personalizada.
La clave está en cómo cada medio y profesional decide abordar esta nueva era: como un simple atajo o como una herramienta para construir un periodismo más relevante y valioso.