Redes sociales y la batalla cultural del gobierno de Javier Milei: entre el mensaje, el conflicto y el propósito - Política y Medios
22-01-2025 - Edición Nº6200

ANÁLISIS

Redes sociales y la batalla cultural del gobierno de Javier Milei: entre el mensaje, el conflicto y el propósito

En tiempos de hiperconectividad, las redes sociales se han convertido en un escenario central para la comunicación política. Milei no es ajeno a esta realidad y eligió plataformas como Instagram y X para conectar directamente con la ciudadanía. Dejó de lado los canales tradicionales y rompió todos los manuales. 

Por: Mg. Lautaro González Amato*

 

El ascenso de Javier Milei a la presidencia de Argentina marcó un giro disruptivo en la política y en la comunicación de gobierno. Alejándose de los manuales tradicionales, el libertario ha adoptado un estilo de comunicación que no solo persigue objetivos electorales, sino que busca transformar la narrativa cultural y moral de la sociedad. 

En tiempos de hiperconectividad, las redes sociales se han convertido en un escenario central para la comunicación política. Milei no es ajeno a esta realidad y eligió plataformas como Instagram y X para conectar directamente con la ciudadanía. Dejó de lado los canales tradicionales y rompió todos los manuales. 

El Primer Mandatario ha llevado el concepto de “campaña permanente” a un nuevo nivel, transformándola en una batalla cultural constante, inspirado por figuras como Steve Bannon y Elon Musk, y apoyado por sectores internacionales como la presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni.

En su reciente mensaje de Año Nuevo por redes sociales, Milei afirmó que “se vienen tiempos felices en la Argentina”. Así, resume una estrategia cargada de simbolismo y a la vez plantea profundos interrogantes: ¿Hasta dónde puede sostenerse una gestión basada en la confrontación y el uso intensivo de plataformas digitales? ¿Qué desafíos impone esta nueva forma de gobernar para la oposición y el sistema democrático?

El mensaje del mandatario argentino es un ejemplo claro de cómo las redes permiten transmitir mensajes sin intermediarios, buscando una conexión emocional directa con la ciudadanía. Sin embargo, esta estrategia plantea tres debates centrales:

¿Es suficiente la comunicación digital para gobernar?

Las redes sociales tienen un alcance masivo, aunque también son volátiles. Un mensaje esperanzador puede viralizarse, pero la ausencia de acciones concretas para respaldarlo genera desconfianza. La desconexión entre una narrativa optimista y las realidades económicas y sociales del país puede erosionar la credibilidad del gobierno de La Libertad Avanza.

La personalización del poder: entre carisma y concentración

El estilo de comunicación de Milei es altamente personalista, reforzado por la centralidad de figuras como su hermana, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. Este modelo, que delega gran parte de la narrativa en un círculo íntimo, plantea dudas sobre la transparencia y la institucionalidad en la toma de decisiones.

El peligro de las burbujas digitales

Las redes sociales, aunque democráticas en apariencia, suelen reforzar sesgos y limitar el alcance de los mensajes a comunidades ideológicamente afines. Si bien el Presidente puede consolidar su base electoral, esta estrategia puede aislarlo del resto de la ciudadanía, dificultando la construcción de consensos amplios.

La comunicación de gobierno a través de las redes es un terreno fértil pero riesgoso. Si bien Milei logra aprovecharlas para generar mensajes efectivos y emocionales, debe complementarlas con políticas públicas tangibles y estrategias que trasciendan el ámbito digital. De lo contrario, corre el riesgo de caer en la superficialidad de un discurso que, aunque viral, no logra impactar en la vida cotidiana de los argentinos.

Milei utiliza las redes sociales no solo como un canal de comunicación, sino especialmente como un terreno para disputar los valores que sostienen al sistema político y económico actual. Esta estrategia tiene tres pilares fundamentales:

El conflicto como motor narrativo: el presidente libertario dejó en claro que su objetivo no es construir consensos, sino generar confrontaciones que dinamicen el debate público. Así lo afirmó en su discurso ante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), cuando explicitó que “nunca hay que negar las ideas para rascar un voto”, priorizando la coherencia ideológica sobre el pragmatismo electoral. Este enfoque redefine las reglas de la comunicación política, como así también plantea un riesgo de polarización extrema, lo cual en una primera etapa dificulta la generación de consensos y, finalmente, socava la gobernabilidad.

Por otro lado, en el uso estratégico de las redes sociales, enfrenta el peligro de la cámara de eco algorítmica, que puede limitar el alcance de su narrativa y alejarlo de las mayorías populares. Asimismo, su énfasis en el contenido “bait” busca viralizar mensajes conflictivos para mantener la atención y movilización constante de su electorado.

Por último, en la comunicación como transformación cultural, Javier Milei entiende que el poder no se limita a las instituciones políticas, sino que se extiende a los valores y creencias que moldean la sociedad. Por ello, su comunicación no se concentra únicamente en temas de gestión, sino que intenta redefinir el sentido común, incentivando debates sobre el rol del Estado, la economía y las libertades individuales. Esta estrategia, aunque efectiva a corto plazo, enfrenta el desafío de consolidar un cambio duradero en un contexto de alta volatilidad social y económica.

El desafío para la oposición

La oposición al gobierno de Milei, principalmente el peronismo, enfrenta un dilema clave: ¿cómo posicionarse frente a un modelo de comunicación basado en el conflicto permanente? Varios actores políticos, atrapados en estrategias electorales convencionales, subestiman la dimensión cultural de esta disputa. La mera crítica a Milei como figura disruptiva ya no es suficiente; es necesario un proyecto alternativo que dispute valores y ofrezca una narrativa convincente capaz de generar esperanza en un país fracturado.

La comunicación de gobierno de Javier Milei no es un accesorio de su gestión, sino su columna vertebral. Bajo un enfoque que antepone el conflicto sobre el consenso y la narrativa ante la gestión, el mandatario redefine el rol de las redes sociales en la política argentina, convirtiéndolas en herramientas de una batalla cultural que busca reconfigurar el sistema desde sus bases.

Sin embargo, esta estrategia no está exenta de riesgos. La polarización extrema puede generar una desconexión con sectores amplios de la sociedad y dificultar la implementación de políticas públicas que requieran acuerdos mínimos. Para la oposición, el desafío no solamente radica en competir electoralmente, sino sobre todo en estar a la altura de un debate que va más allá de lo político y que toca los valores que sostienen la convivencia democrática.

En este contexto, la clave estará en cómo cada actor político interpreta y actúa en este nuevo terreno de disputa, donde las redes sociales no son solo un medio, sino ante todo un arma poderosa en la construcción de hegemonías culturales.

En un contexto de crisis, el desafío de la comunicación política radica tanto en transmitir mensajes atractivos como en construir narrativas que generen confianza y esperanza sustentadas en hechos concretos. ¿Podrá Milei equilibrar el carisma digital con las exigencias del gobierno en el mundo real? El tiempo dirá.

 

*Autor del ebook “Unir la cadena. IA & comunicación política. Guía práctica para asesores”, LAMATRIZ, 2024.
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