
Por: J.NyE
El debate del Presupuesto 2025 en el Congreso se convirtió en el preludio de la rosca para definir el marco de alianzas en la elección legislativa del año próximo, con los diferentes actores políticos haciendo su juego y midiéndose con el Gobierno de Javier Milei, quien cada vez está más cerca de armar listas en soledad, confiando en la mejora que tuvo su imagen en las últimas semanas.
Es que La Libertad Avanza, por definición, no puede caminar en la misma vereda que las fuerzas que gobiernan distritos y, por lo tanto, gastan plata. El PRO se anota en esa lista, con la Ciudad de Buenos Aires, Entre Ríos y Chubut, provincias que reclaman su parte del Presupuesto y no la tienen.
No les va mucho mejor a los radicales, al mando de cinco provincias (Mendoza, Santa Fe, Jujuy, Chaco y Corrientes), pero sin premios en las partidas que diseñó Luis Caputo para 2025.
Después de bloquear la sesión citada para tratar un límite a los DNU y frenar el canje de deuda, el PRO y la UCR recibieron una respuesta tajante de Milei ante el pliego de condiciones que enviaron para aprobar el presupuesto: no hay plata.
Los mandatarios tampoco pedían mucho dinero. Se conformaban con un reparto de los Aportes del Tesoro (ATN) que fueron retenidos, un refuerzo a la asistencia que el Estado debe hacer a las cajas provinciales, el retorno a la masa coparticipable que financia a la AFIP y del impuesto a los combustibles y el pago de una deuda por el pacto fiscal 2017. También piden incluir obras convenidas en los anteriores gobiernos, a la espera de la prometida iniciativa privada.
Nada de eso pasó el filtro del Presidente, que está dispuesto a romper con sus hasta ahora aliados parlamentarios si le quieren imponer más gasto. La avanzada de los gobernadores que fueron aliados en Juntos por el Cambio, un frente que ya no tiene representación homogénea en el Congreso, es cuanto menos desordenada.
Ni siquiera tuvieron en cuenta los trabajos de sus diputados para ofrecerle a Milei recortes de gastos alternativos. El desglose más preciso fue el de Nicolás Massott, de Encuentro Federal, que no está siendo parte de la negociación entre Milei y los gobernadores. También se olvidaron de pedir por universidades y jubilados: están obsesionados con la suya.
La mayor bronca de los líderes territoriales del PRO y la UCR es que identificaron que Guillermo Francos, con pasado en el PJ, privilegió en el reparto de ATN a peronistas aliados, como el tucumano Osvaldo Jaldo y el catamarqueño Raúl Jalil; o a partidos provinciales, como el misionero Hugo Passalacqua. Quienes rompen con Cristina Kirchner, obtienen una tajada mayor. El resto, para el Gobierno, hace lo correcto en acompañar a Milei. No tiene otro destino.
Es por eso que le piden al jefe de Gabinete deshacerse del remanente de esos fondos y dárselos a las provincias afines. Macri no está ajeno al reclamo y está dispuesto a romper con Milei si sigue ignorándolo. Identificó humillaciones grandes: hay más obras para La Rioja que para Entre Ríos, donde gobierna Rogelio Frigerio.
Además, el ex presidente no logra que haya automaticidad en el pago del aumento de la coparticipación a la Ciudad: las partidas están incluidas entre los gastos a retocar cuando quiera Milei. Tampoco fue considerada la deuda previsional a las provincias amarillas. Nada de nada.
Después de una reunión en el Consejo Federal de Inversiones (CFI), los gobernadores decidieron patear el tablero y trabajan en un dictamen propio, con chances de dejar en minoría al Gobierno en el recinto. Para Milei no es problema: si no le dan el presupuesto que quiere, prorroga el actual y congela las partidas otro año más. En su análisis, siempre gana.
Con este panorama, Milei está pronto a quedarse sin aliados fijos en el Congreso ni promesas de frentes electorales para 2025. Macri no sabe si puede ubicar a sus candidatos en los distritos, porque Karina Milei no está dispuesta a ceder la lapicera.
En su visita a a su bloque de Diputados, hace 15 días, el actual titular del PRO fue claro: El Presidente es el único interesado en aliarse al PRO. La hermana del jefe de Estado y Santiago Caputo se oponen y hasta hacen cuentas para dejarlo afuera.
Al guarismo principal es saber si sacarían más o menos bancas en Buenos Aires aliados al partido amarillo. Milei es más precavido: teme una derrota en la provincia más importante que lo deje rengo en los dos úlitmos años de su Gobierno.
El anuncio de un pronto envío de un proyecto para eliminar las primarias no es más que un desafío en ese sentido: sin primarias, el PRO sólo puede ir a la cola de LLA. O probar suerte por fuera. Una situación igual tienen los radicales aliados, sin otro plan que esperar lo que les toque.
Milei se siente fortalecido por las encuestas que dan cuenta de un repunte de su imagen, luego de un bajón de septiembre que llegó a preocupar. La caída se dio justo cuando el Presidente presentó el presupuesto y los tarifazos del invierno se habían sentido en los hogares.
Luego el clima social mejoró y Milei repuntó, justamente, donde gobiernan los aliados, a excepción de Capital Federal. En Buenos Aires es donde está la principal batalla de Milei en 2025 y los rivales son Cristina y Axel Kicillof. El resto del país es ganable para La Libertad Avanza y los gobernadores lo saben.
El Presupuesto, mientras tanto, seguirá en debate en comisión y tal vez en el recinto, con la esperanza de una sanción en diciembre, en el mejor de los casos. Sólo será posible avanzar si los mandatarios de la UCR y el PRO se resignan a practicar un ajuste severo y olvidarse de transferencias nacionales en un año de campaña. Milei no se las dará: cree que no los necesita. Ni siquiera para ganar elecciones.