
Por: Miguel Di Spalatro
En un contexto nacional donde se ha optado por recortes que impactan directamente en el sector agropecuario, la provincia de Buenos Aires ha demostrado, una vez más, que existe una forma de gestionar la producción agroalimentaria que prioriza el desarrollo y la innovación tecnológica. Mientras el gobierno nacional avanza en una política de "reordenamiento" que supone la eliminación de una veintena de resoluciones, muchas de ellas esenciales para pequeños y medianos productores, la administración bonaerense sigue apostando por un modelo que acompaña y fortalece el trabajo en el campo, buscando integrar la tecnología al servicio de la producción y promoviendo el valor agregado en los productos locales.
La reciente Mesa AgTech de la provincia, liderada por el ministro de Desarrollo Agrario, Javier Rodríguez en Tandil, no solo se presenta como un espacio de intercambio, sino como un motor para la innovación en el campo. Con la participación de universidades, organismos científicos y desde pequeños a grandes productores, la Mesa AgTech establece un nuevo vínculo de cooperación entre el Estado y el sector productivo, colocando la tecnología y la capacitación al alcance de todo el sector. Desde sistemas satelitales de monitoreo de cultivos hasta innovadoras recetas agronómicas digitales, esta articulación persigue objetivos claros: mejorar la eficiencia, sostenibilidad y competitividad de la producción bonaerense. Frente al recorte nacional, Buenos Aires emerge con una incubadora de proyectos AgTech que, a partir de 2025, potenciará a las chacras experimentales en toda la provincia, transformándolas en laboratorios abiertos de producción avanzada.
Pero las acciones no quedan solo en la tecnología. El dulce de leche bonaerense, que recientemente volvió a ser premiado en la Fiesta Provincial de Cañuelas, es un símbolo de lo que puede lograrse con políticas que incentivan el agregado de valor y la identidad local. No solo es un reconocimiento a la calidad, sino una señal de respaldo al sector lechero, que ha encontrado en Buenos Aires un aliado estratégico. En este sentido, la reciente ronda de negocios internacionales promovida por el Ministerio de Desarrollo Agrario evidencia el enfoque exportador que la provincia está logrando sostener. Desde La Serenísima hasta pequeñas empresas familiares, la diversidad de la producción bonaerense encontró en esta ronda una oportunidad de expandir fronteras, mientras que el gobierno nacional, en un sentido opuesto, se retira de programas de financiamiento fundamentales para el sector.
Este contraste de políticas es particularmente notorio en un momento donde el campo necesita no solo asistencia, sino visión a largo plazo. Buenos Aires ha sido clara en su apuesta: el programa Mercados Bonaerenses, junto con los descuentos ofrecidos por el Banco Provincia a través de la aplicación Cuenta DNI, es solo un ejemplo de cómo se puede proteger y fomentar el consumo interno de productos de alta calidad producidos en la provincia. Las medidas nacionales, con la eliminación de aportes no reintegrables y programas de apoyo a pequeños productores, afectan directamente la competitividad del agro en las zonas más desfavorecidas.
En ciudades como Azul, Tres Arroyos y Tandil, las producciones alternativas impulsadas por las recientes jornadas del Ministerio de Desarrollo Agrario demuestran que hay una demanda genuina y una capacidad local para la innovación. Pequeños y medianos emprendedores dedicados a la producción apícola, hortícola y avícola, entre otros rubros, encuentran en estos encuentros el respaldo técnico y financiero que necesitan para crecer y diversificar sus ofertas. Este apoyo permite afrontar los desafíos actuales y adaptarse a un mercado que cada vez exige más calidad y sostenibilidad.
Las políticas para el sector agropecuario de la Provincia de Buenos Aires fortaleciendo un modelo productivo que concilia el valor agregado con el desarrollo territorial, es necesario para evitar que el mercado saque de juego a los pequeños productores, concentrando en los grandes capitales la producción de los alimentos que consumimos los bonaerenses.