Por: Mg. Lautaro González Amato*
Las elecciones presidenciales en Estados Unidos programadas para el próximo 5 de noviembre serán la sexagésima oportunidad en la cual se elegirá nuevo presidente. En sintonía con la polarización política, las encuestas muestran un empate técnico entre Kamala Harris (48%) y Donald Trump (46%).
El dilema, entonces, pasa por si los votantes avalarán el retorno del magnate a la Casa Blanca cuatro años después o si preferirán la continuidad del rumbo político de Joe Biden a manos de la actual vicepresidenta.
En este sistema electoral complejo, donde el Colegio Electoral decide el destino de la nación, los candidatos deberían concentrar sus esfuerzos en estados estratégicos. De hecho, en Estados Unidos el presidente no se escoge a través de votación directa, por lo que el llamado “voto popular” no siempre sirve para anticipar el resultado que arrojarán las elecciones.
Recordemos que en 2016, la candidata demócrata Hillary Clinton obtuvo casi tres millones de votos más que Donald Trump, aunque perdió los comicios, por lo que es más importante vencer en un número suficiente de estados para imponer la hegemonía en el Colegio Electoral.
Por eso, desde la comunicación política se resaltan a continuación tres claves que ambos candidatos deben tener en cuenta si desean asegurar su acceso a la Casa Blanca.
Dominar los mensajes en los estados péndulo
Los estados de Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin serán decisivos. Se los denomina “de péndulo”, porque fluctúan entre demócratas y republicanos, y concentran 93 votos del Colegio Electoral. Ganar la mayoría de esos sufragios será esencial para cualquiera de los dos candidatos.
Por lo tanto, la estrategia comunicacional se debería focalizar en los temas que más preocupan a cada estado. Por ejemplo, la inmigración es central en Arizona, mientras que en Pensilvania la economía podría ser el eje principal.
La otra herramienta trascendental es la de personalizar los mensajes a través de big data e inteligencia artificial (IA). Esto les permitiría entender mejor las preocupaciones específicas de los votantes y adaptar sus discursos y promesas de campaña.
Por último, al fomentar el incremento de la participación de los votantes indecisos, estos pueden inclinar la balanza en los territorios. Es interesante cómo el uso de la IA detecta patrones de indecisión y envía mensajes altamente persuasivos y personalizados en tiempo real.
Movilización y participación electoral
Si bien a esta altura el período de persuasión ya culminó, el éxito de ambos candidatos dependerá en gran medida de su capacidad para movilizar a los votantes que ya han decidido apoyarlos. Las operaciones de movilización, como el voto anticipado o por correo, también podrían ser factores decisivos.
Por eso, resulta imprescindible tener listas actualizadas de votantes potenciales, ya que con la IA se puede mejorar la precisión y eficiencia de los esfuerzos de movilización.
Además, los candidatos deberían asegurarse de que sus seguidores salgan a votar el día de las elecciones. Un sistema de seguimiento y recordatorio digital será fundamental para que los votantes no se queden en sus casas, ya que el voto en Estados Unidos no es obligatorio.
Por último, al reforzar los mensajes de compromiso cívico y responsabilidad, los candidatos tendrán que resaltar la importancia de cada voto en este contexto tan polarizante.
Mantenerse en el guion y reforzar la agenda
Aborto, democracia, economía e inmigración son tal vez los cuatro grandes ejes de campaña en esta elección. Aunque cada uno de estos temas resuena más fuerte en ciertos estados, tanto Harris como Trump deben asegurarse que su mensaje sea coherente y constante para no generar confusión o contradicción.
En este sentido, la organización FactCheck.org trabajó sobre las últimas apariciones públicas de ambos candidatos: Trump estuvo junto a mujeres votantes en Georgia y Harris en una entrevista con el periodista Bret Baier en Fox News.
En el análisis se observó que el exmandatario infló enormemente el número de jueces de los tribunales de inmigración y afirmó falsamente: “Ningún otro país tiene jueces en la frontera. Si alguien entra, lo acompañan”. Varios países aceptan refugiados y les permiten permanecer en el país a la espera de una audiencia de asilo en los tribunales, como se hace en Estados Unidos.
La Vicepresidenta, por su parte, dejó la impresión engañosa de que Trump solo “daría recortes de impuestos a los multimillonarios y a las corporaciones más grandes”. Sus propuestas reducirían los impuestos para los ricos y las corporaciones, aunque también beneficiarían a la mayoría de los demás contribuyentes.
Además, Harris citó varios análisis económicos, afirmando que los mismos indican que sus planes “fortalecerían” la economía, mientras que la administración de Trump “encendería la inflación e invitaría a una recesión a mediados del próximo año”. Los análisis fueron favorables a Harris, pero solamente el de Moody's Analytics proyectó una recesión para mediados de 2025 bajo las políticas de Trump.
En cuanto al problema inmigrante, el exmandatario afirmó falsamente que “13.099 asesinos fueron liberados en nuestro país” bajo la administración Biden. Ese es el número de no ciudadanos condenados por asesinato que no estaban detenidos por el Servicio de inmigración y Control de Aduanas. La gran mayoría ingresó antes de que Biden asumiera el cargo. Muchos están en prisión.
Harris expresó que, como presidenta, “seguirá la ley” cuando se trate de permitir que los inmigrantes que se encuentran ilegalmente en el país soliciten una licencia de conducir, califiquen para matrícula gratuita en universidades o se inscriban en atención médica gratuita. Lo cierto es que ella apoyó esas posiciones en el pasado.
Trump se equivocó en varios temas acerca de la población de inmigrantes haitianos en Springfield, Ohio, inflando el número, diciendo falsamente que estaban en el país ilegalmente y que fueron “dejados” en la ciudad.
El desafío de profundizar la conexión emocional del electorado
En el tramo final de la campaña, ambos candidatos deberían reforzar la conexión emocional con los votantes. Para eso, Harris podría resaltar su compromiso con los derechos de las mujeres en cuanto al aborto, mientras que Trump tendría que enfocarse en la migración y la seguridad fronteriza en Arizona y Texas.
Asimismo, trabajar en la consistencia de los mensajes ayudaría a generar confianza y credibilidad, elementos esenciales para captar a los indecisos en los últimos días de la campaña.
Por otra parte, con el uso de la IA, ambos postulantes pueden analizar rápidamente qué mensajes funcionan mejor en tiempo real y ajustar sus discursos en función de los datos obtenidos, algo fundamental en la era de la hiperconectividad.
Estas elecciones definirán tanto al próximo presidente como al rumbo que tomará el país en medio de la polarización política y las crecientes tensiones sociales. Por eso, otro factor determinante a tomar en cuenta es el arrojado por una reciente investigación de Digital News Report. En ella se afirma que el 43% de los estadounidenses evitan las noticias de alguna forma y solo el 32% confía en ellas la mayor parte del tiempo.
Cómo influirán estas cifras en las elecciones es la pregunta central del proyecto “Trust in News”, dirigido por Benjamin Toff, que argumenta que quienes evitan las noticias en Estados Unidos “es probable que sean más jóvenes y de clase trabajadora, y menos probable que tengan educación universitaria. También es ligeramente más probable que sean mujeres que hombres. La falta de interés en la política es un enorme predictor”.
“Muchos de los evasores de noticias que entrevistamos y que no estaban votando a menudo, señalarían esta sensación de que simplemente no creían saber lo suficiente para votar. Pero sí se ven diferencias por país: los que tienen más inversión en servicios públicos aumentan la interacción con las noticias y más compromiso político”, completa Toff.
Es en este contexto que tanto Kamala Harris como Donald Trump deben optimizar sus estrategias de comunicación política. Y bien pueden valerse del uso de herramientas tecnológicas como la IA, focalizarse en los estados claves y movilizar eficazmente a su base de votantes. El secreto del éxito radica en entender que, más allá del voto popular, el verdadero desafío es conquistar el Colegio Electoral.