En la primera mitad del año la economía argentina cayó un 3,4%, según el INDEC, y terminará este año marcado por la depresión con una baja del PBI en torno al 4%, de acuerdo con la mayoría de las proyecciones locales y externas. Según el último estudio de la CEPAL, será el único país de la región que no crecerá y, además, presenta una inflación en dólares sólo superada por Uruguay.
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— INDEC Argentina (@INDECArgentina) September 26, 2024
El 52,9% de las personas de 31 aglomerados urbanos relevados por la Encuesta Permanente de Hogares formaba parte de hogares en condición de pobreza durante el 1° semestre de 2024 https://t.co/hGQZAqDqle pic.twitter.com/x0bXwZz3WN
En este contexto, con la brutal caída en los ingresos y salarios de la mayoría de la población, no sólo se advierte la fuerte caída en la producción, el comercio y el consumo, también se incrementa el número de pobres e indigentes que no pueden cubrir la canasta básica alimentaria y total que marcan el índice de indigencia y pobreza.
Y así como antes la opinión pública soportaba una inflación creciente y otros desequilibrios, ahora tiene en el tope de sus preocupaciones el no llegar a fin de mes con los imposibles aumentos de las tarifas de los servicios públicos, los impuestos, el alquiler, el transporte, la medicina prepaga, la educación privada, entre otros consumos.
Ayer, el INDEC difundió el índice de pobreza nacional en el primer semestre de 2024, que marcó un 52,9%, el registro más alto desde 2003, y demuestra la caída en esa condición de 5,3 millones de personas más en el período. Extrapolado a la población total, esto significa que 24,9 millones de argentinos están en condiciones de pobreza, mientras que otros 8,5 millones en situación de emergencia alimentaria.
De tal manera, ahora más de la mitad de la población económicamente activa se registra como pobre, por no tener cubiertas sus necesidades básicas, más allá de la alimentación. Y de este universo, el 18,1% cayeron en la indigencia por no acceder a las comidas diarias, con una alta incidencia en niños, niñas y adolescentes.
En cuanto a los grupos etarios, se destaca que dos tercios (el 66,1% del total) de las personas de 0 a 14 años forman parte de hogares bajo la línea de pobreza. El porcentaje total de personas en esta condición para los grupos de 15 a 29 años es de 60,7% y de 30 a 64 años es 48,6%, mientras que en la población de 65 años y más el 29,7% de las personas se ubicó en hogares pobres.
En la comparación interanual contra el segundo semestre de 2023 se observa la evolución cercana: el 41,7% estaba bajo la línea de pobreza y el 11,9% de la de indigencia. Pero al contrastar igual período de ambos años, en el primer semestre de 2023 la pobreza estaba en 40,1% y ahora saltó al 52,9% y la indigencia estaba en 9,3% y pasó al 18,1%, con un salto mucho mayor.
Además, cuando el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA publicó hace unos meses su indicador ya adelantaba un panorama similar al que el gobierno relativizaba por no ser una fuente oficial. Allá se marcaba que durante el primer trimestre de 2024 la pobreza llegó al 54,9% y la indigencia al 20,3%.
El 42,5% de los hogares se encuentran bajo situación de pobreza, unos 4.319.760, donde vive el 52,9% de las personas y dentro de ese conjunto, se distingue un 13,6% de hogares por debajo de la línea de indigencia, que representan a unos 1.378.142, que incluyen al 18,1% de las personas.
Aunque todavía quedan algunos esperanzados hacia el futuro, que la mayoría de las encuestas de opinión registran cada mes como una minoría decreciente, las perspectivas de la mayoría de las variables económicas se muestran no como salida sino como profundización de la crisis en desarrollo. Está claro que no basta con bajar la inflación con recesión.
El no llegar a fin de mes, o incluso a cubrir una quincena, indica que los ingresos están muy deprimidos, y que con la ola de suspensiones, retiros y despidos, la gran preocupación ahora es no perder el trabajo actual. Así, el aumento del desempleo del 5,7% al 7,6% y la creciente pobreza aparecen cada vez más seguido en palabras de los encuestados en la vía pública y de las consultoras especializadas.
La gente no tiene que verla, como dicen en el Gobierno, la vive, o más bien la padece. Acomodar la macro destruyendo la micro no es el único camino posible, más allá de que fue el elegido por el presidente Milei y su equipo, que con su esquema, medidas y modos está cambiando el humor social y empobreciendo cada vez más a millones de ciudadanos. Los que esperaban un cambio están viviendo en carne propia cuál es el sentido del mismo.
De hecho, al mismo tiempo que el PEN vetó la recomposición de las jubilaciones y pensiones mínimas y una nueva fórmula para el cálculo de los haberes, aduciendo que atentaban con el equilibrio fiscal, recortó la entrega de medicamentos del PAMI y pasó a venta libre otros que estaban en el nomenclador, poniendo a los beneficiarios en la disyuntiva de comprar remedios, pagar tarifas o comer.
Según un relevamiento de la Defensoría de la Tercera Edad, entre abril y octubre aumentó el 54,37% el costo de vida de los trabajadores pasivos y pensionados. Es decir que un jubilado/a necesita hoy $912.586 para cubrir su canasta específica y que dos tercios de sus gastos se van en alimentos, medicamentos y vivienda.
En teoría el gasto mensual en alimentos de los adultos mayores representó el 26% del total de la canasta básica ($236.873), seguido de vivienda con el 22% ($198.000) y medicamentos, con el 16% ($145.268). A la limpieza se destina un 11% en promedio ($101.443), mientras que se reservan $83.000 para servicios, $58.000 para recreación, $55.000 para transporte y $35.000 para vestimenta.
En un contexto en el que 4,5 millones de jubilados cobran un haber mínimo de $234.540,23 (más un bono de $70.000, que no se actualiza desde marzo), la canasta básica para un adulto mayor representa casi tres veces más que la jubilación básica.
"No es que los jubilados sigan estando mal, es que están cada vez peor y no hay perspectivas de que la situación se revierta. Son 7 millones de jubilados y jubiladas: ¿Cómo puede salir adelante un país cuyo Estado hunde directamente en la pobreza a más del 10% de su población?, reflexiona Eugenio Semino, titular del organismo.
Peor aún, con casi 25 millones de argentinos bajo la línea de pobreza, cómo es posible que el Gobierno, Luis Caputo y Sandra Pettovello entre otros, se burlen de la población haciendo por la red social X comparaciones falsas o viendo que el índice está en caída más allá del dato. Y en lugar de movilizar todos los resortes del Estado para aminorar el impacto trabajen como topos para destruirlo.
Este gráfico de @FernandoMarull muestra de manera elocuente la diferencia cuando el ajuste lo hace el mercado versus un programa económico serio.
— totocaputo (@LuisCaputoAR) September 26, 2024
Desde una situación mucho menos crítica, post crisis 2001, la tasa de pobreza casi se duplicó para llegar al 58%.
Prueba contundente… https://t.co/R3KLlWabmd