Pese a los descuentos y ofertas, el consumo masivo cayó en julio un 17% interanual - Política y Medios
18-08-2025 - Edición Nº6408

PODER ADQUISITIVO EN BAJA

Pese a los descuentos y ofertas, el consumo masivo cayó en julio un 17% interanual

Aunque el incremento de precios de los productos de primera necesidad habría sido del 4% en promedio en el mes, según el INDEC, para las consultoras privadas el derrumbe de las ventas en el retail es el mayor desde el 2001. Hacia adelante las perspectivas de los gastos de los hogares son de más ajuste y no se observa un rebote de la actividad económica.

Por Patricio Ballesteros Ledesma

 

Un informe de la consultora de mercado Scentia al que tienen acceso las grandes cadenas de supermercados, y que además recibe el Ministerio de Economía, indica que en julio el consumo masivo cayó un 17% en forma interanual y cinco puntos más abajo que el mes anterior. De tanto aspirar pesos, con una desinflación forzada e ingresos depreciados, ahora sí no hay plata.

En las grandes superficies, los mini mercados, los autoservicios y los negocios de cercanía las mayores caídas en la canasta básica se vienen dando en los rubros de bebidas con y sin alcohol, y en los artículos de limpieza. Y es precisamente en esos artículos donde la inflación no cede: según la analista de mercado Focus Market, en julio el aumento promedio de los precios rondó el 4%, con alzas del 4,7% en alimentos, 4,5% en bebidas y 1,2% en limpieza. 

Se sabe que el consumo representa el 70% del PBI en la Argentina, por lo que cada vez que se retrae provoca caídas en la inversión, producción, comercio y empleo. El país venía en un ciclo de estancamiento desde hace una década, casi sin crecimiento en el promedio ni creación de nuevos puestos de trabajo registrado, que derivó en estanflación, presión cambiaria y caída de reservas en el último año.

Con el cambio de Gobierno nacional, la violenta devaluación, el gran ajuste en el gasto público y una serie de medidas monetarias, cambiarias y económicas, se profundizó la recesión, cayó fuerte la recaudación, comenzaron los cierres de empresas y los despidos. 

Tras siete meses de gestión de Javier Milei, el país enfrenta una depresión forzada casi sin antecedentes y se amplió la brecha entre los sectores de mayores y menores ingresos. De hecho, con la llamada adecuación de los precios relativos tras la devaluación, se dió un monumental traslado de fondos del trabajo al capital en apenas dos meses.

En el análisis se puede hablar de medios, herramientas para alcanzar fines, objetivos, y sin distorsionar los resultados es posible alcanzar el éxito al final, pero el problema surge cuando se muestran como indubitables hechos o circunstancias descontextualizados, parciales o insostenibles.

Posponer el pago de deudas o retrasar el aumento de tarifas durante un periodo puede mostrar un balance equilibrado algunos meses pero que se revierte al avanzar con los temas pendientes. En julio ya no hubo superávit fiscal por este motivo, habrá que ver qué sucede en los meses venideros. 

En la administración central del país, alcanzar superávits gemelos, bajar la inflación al mínimo y tener un tipo de cambio de equilibrio es una meta deseable, de hecho se ha logrado en el pasado y sin un gran ajuste para la mayoría de la población. El sacrificio no tiene por qué recaer sobre los más vulnerables.

Lo que está sucediendo ahora, desde que asumió Javier Milei y su equipo económico es muy diferente. Al crear un mega Ministerio de Capital Humano se quiso mostrar una centralidad en la persona, el individuo, pero la gestión nucleada en los aspectos macro y financieros subordinaron lo productivo, lo social y el bienestar general a teorías económicas de sesgo neoliberal.

Los resultados están a la vista, y cada quien puede verlos de un modo o de otro, según el interés por investigar las cifras y el humor social, el tamaño de su espalda, su patrimonio y su flujo, su ideología o sus valores vitales. La equidad puede estar dentro del análisis o no.

Lo cierto es que la pobreza no para de aumentar, la brecha entre el decil más alto y el más bajo de la sociedad se amplía, aún con la inflación en desaceleración el poder adquisitivo de los ingresos sigue cayendo, cada mes se suman miles de despidos, y sube el nivel de desempleo y cierre de empresas.

El ministro de Economía Luis Caputo, en sus cada vez más frecuentes entrevistas a comunicadores afines, muestra datos aislados como logros que fácilmente pueden ser refutados por cualquier ciudadano informado o con interés por chequear datos oficiales. 

Por ejemplo, cuando hace pocos días dijo que los salarios le están ganando a la inflación, sin aclarar que se basa sólo en los empleados en relación de dependencia de algunas ramas que tienen convenios colectivos de trabajo. 

Pero qué pasa con los millones de trabajadores que no pueden negociar paritarias, o los otros millones que no están registrados y, por lo tanto, no tienen capacidad de negociación salarial. Ni que hablar de los autónomos, los monotributistas y, peor aún, los jubilados, que son los que sufrieron el mayor recorte de gastos públicos y pérdida de poder adquisitivo.

Por otro lado, el IPC general del INDEC, que viene bajando desde el pico del 25,5% en diciembre tras la devaluación, no incluye entre sus rubros relevados el aumento de los alquileres, y todo el mundo sabe que ese ítem representa para los inquilinos no menos del 40% de sus ingresos y que, encima, este mes trae un alza interanual de casi el 150% que no figura en la medición oficial de la inflación.

El informe del índice de consumo del Banco Provincia (IBP) del sexto mes del año indica que se produjo una nueva depresión (-20,8% i/a), confirmada desde el lado de la oferta por un porcentaje de caída de las ventas minoristas relevadas por CAME (-21,9% i/a). Es decir, el consumo en junio último sin la ayuda de promociones (financiamiento propuesto por empresas y entidades bancarias) continuó siendo poco consistente.

Comparando el acumulado enero/junio de cada año, el primero de los indicadores retrocedió -23% i/a, mientras que el índice de ventas minoristas, comparativamente, se redujo algo menos (-17% i/a), debido a contracciones coincidentes cercanas a -7% repetidas en abril y mayo (menores a la del IBP consumo) cuando, más allá de las opiniones recibidas por las encuestas CAME, había indicios de recomposición en la principal variable de la demanda agregada.

En junio, el desmejoramiento del índice de consumo se hizo presente tanto en la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA) como en el interior provincial. En la primera, la contracción totalizó -24,7% i/a, mientras que en la segunda a se ubicó alrededor de diez puntos más arriba (-13,9% i/a). 

Si la comparación se hiciera por los promedios semestrales, las disminuciones observadas durante la primera mitad de 2024 representaron récords históricos en toda la serie: sus pérdidas orillaron -27% i/a y -16% i/a, en ese orden. 

El citado estudio de la Gerencias de Estudios Económicos de la entidad bancaria provincial concluye que el mantenimiento de un rumbo excesivamente dogmático de una política económica tendiente a generar condiciones de estabilización (a modo de meta nominal), sin planes de contingencia social reclamados, incluso, por el mismísimo FMI constituyó la razón más visible de este panorama recesivo en materia de decisiones de consumo. 

Está claro que al presidente y al ministro no le interesa cuál es la situación de la mayoría de la población, interactúan con sus fans, con algunos economistas cercanos y le piden a los que tienen unos ahorros en dólares que los vendan para pagar las cuentas y mantener su nivel de vida. 

Pero no están en su radar los que no nunca pudieron ahorrar en verdes, ni  los que no llegan a mitad de mes, ni los que están a punto de perder su trabajo o ya lo perdieron. La micro, lo que pasa en las economías regionales, en las comunidades, en los barrios, en las familias, en los sectores vulnerables, les es ajeno.

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