
Por: Mg. Lautaro González Amato
El encuadre de debate público impulsado por el gobierno de Javier Milei pone a trabajar la reconfiguración de la representación política peronista. En un contexto adverso, la búsqueda de consensos internos, proyecto político y liderazgos que disputen la agenda pública desde una estrategia de comunicación es fundamental.
Bajo la declaración de “emergencia pública en materia administrativa, económica, financiera y energética por el plazo de un año”, el gobierno de Javier Milei reglamentó esta semana la “Ley de bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos”, con el número 27.742. Además, el martes pasado en Tucumán, 18 gobernadores firmaron los 10 puntos del “Pacto de Mayo” durante el acto por el Día de la Independencia.
Tras un largo proceso de negociación, fruto de los “vientos de cambio libertarios” que orientan la mayoría de los debates públicos, la hegemonía discursiva de MIlei gana terreno y consolida, a pesar de que gran parte de las variables económicas no cierre, el nodo troncal de su proyecto.
“Que esto sea posible hoy es sin duda símbolo de un cambio de época (...) Estas 10 ideas no pueden quedarse en lo declamativo. No vinimos a construir relato, vinimos acá a construir una nación”, exclamó el Jefe de Estado en su discurso de Tucumán. El ímpetu y espíritu de “refundación” es parte del universo discursivo del Gobierno, y éste sabe cómo trasladarlo a las redes sociales y al resto del sistema mediático. En otras columnas que escribimos para este medio digital ya hemos dado cuenta de la utilización de X para las comunicaciones oficiales o la inteligencia artificial, memes y retuits de Milei.
Desafíos y oportunidades
Este contexto, sin embargo, plantea una serie de desafíos y oportunidades para el peronismo, ya que es fundamental reflexionar acerca de cómo este movimiento histórico puede adaptar y fortalecer su estrategia de comunicación política para continuar siendo una fuerza política relevante, competitiva y lograr interpelar a las audiencias.
La cuestión central es cómo construir herramientas que disputen el sentido a la agenda mediática dominante y la búsqueda de un liderazgo capaz de poner en valor la estrategia política del peronismo. Aunque, claro, antes se debe trabajar en ella.
Actualización doctrinaria, juventudes digitales y formación política en modo 360, es decir, marco teórico de la doctrina, territorialidad, uso de redes sociales y participación ciudadana, pueden llegar a ser algunas de las llaves que abran definitivamente una nueva etapa para la renovación del peronismo antes que se reduzca a representaciones sectoriales o provinciales sin un norte estratégico nacional que las abrace.
Los problemas de peluquería entre el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, La Cámpora, Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa y compañía se deberán dirimir desde la discusión de un programa de gobierno que logre interpretar las demandas sociales, comprenda cómo se mueve el nuevo mundo del trabajo y la inteligencia artificial y proponga un modelo claro de país para convencer a los caídos del sistema de la necesidad de construir una alternativa política y con ello la gesta de una nueva esperanza que devuelva la dignidad perdida.
Lo que sucede es que la irrupción del movimiento libertario ahora en la gestión de gobierno a través de Javier Milei introdujo una serie de cambios que afectan directamente a la comunicación política en Argentina. Una de las cuestiones que trabajamos en la última entrega de esta columna es la transformación de Télam en una Agencia de Publicidad y Propaganda y la centralización de los medios públicos bajo el control del Gobierno. Este nuevo escenario desafía a cualquier espacio de oposición, ya que obliga a pensar en cómo volver a posicionar en el debate público la necesidad estratégica de contar con una agencia de noticias del Estado, que sea eficaz pero a la vez no pierda ese federalismo en el desarrollo de su espíritu y tratamiento de la información que la caracteriza.
En este marco, el peronismo debe repensar su estrategia de comunicación para no quedar relegado en la disputa por el sentido y la narrativa política. Debe retomar el posicionamiento público ante el desguace del Estado.
Construir las herramientas para disputar sentido
Uno de los principales desafíos para el peronismo es construir herramientas efectivas que permitan disputar el sentido a la agenda mediática impuesta por el Gobierno. Esto implica desarrollar una capacidad de respuesta rápida y eficaz a las crisis comunicacionales, así como establecer canales alternativos de comunicación que permitan llegar directamente al público sin intermediarios que distorsionen el mensaje.
Las experiencias de la última campaña electoral deben aprovecharse mejor: los canales de Telegram y WhatsApp que abrieron los espacios de Sergio Massa y de Axel Kicillof son un ejemplo de cómo se deben trabajar contenidos de comunicación atractivos que se desprendan de una estrategia sólida que busca resultados.
No está de más reiterar que las redes sociales juegan un papel fundamental. Es necesario no sólo estar presentes en plataformas como X, Facebook, Instagram o Tik Tok, sino también utilizar estas herramientas de manera estratégica. Esto incluye la creación de contenido relevante, la interacción constante con los seguidores y la capacidad de movilizar a las bases de militantes o adherentes de manera efectiva. La autenticidad, cercanía, diálogo, la voz de los ciudadanos y poner en valor lo que se hace, deben ser pilares en esta estrategia.
En la búsqueda de un liderazgo comunicacional
El peronismo necesita un liderazgo que sea capaz de poner en valor la estrategia política y comunicacional del movimiento. Este liderazgo debe ser capaz de articular un mensaje estratégico, claro y coherente que resuene con las bases del peronismo y, al mismo tiempo, responda a las demandas y preocupaciones actuales de la sociedad argentina. No es menor la tarea, y los profesionales de la comunicación podemos aportar mucho allí. Siempre y cuando nos encontremos con oídos y mentes abiertas y despejadas de prejuicios. Tranquilos, no los vamos a hacer bailar en TIk Tok.
En fin, la claridad y la coherencia en el mensaje son esenciales, ya que un liderazgo comunicacional fuerte debe ser capaz de mantener una narrativa consistente que refuerce los valores y principios del peronismo, evitando las contradicciones y las voces disonantes que puedan generar confusión entre los simpatizantes y el público en general.
Para eso debe volver a trabajar las conexiones emocionales con la audiencia, porque esto siempre fue una fortaleza del peronismo. La capacidad de sus líderes históricos, como Juan Domingo Perón y Eva Perón para establecer un vínculo cercano y empático con el pueblo, sigue siendo un modelo a seguir. En la actualidad, es crucial entonces que los líderes peronistas utilicen sus historias personales, historias de trabajo y dedicación por los más necesitados; que sean auténticas y logren impactar en esa dirección.
La empatía y la capacidad de transmitir un mensaje de esperanza y unidad pueden ser instrumentos poderosos para revitalizar el espíritu del movimiento. En un contexto donde la desconfianza hacia la política es alta, la conexión emocional con el público puede marcar la diferencia.
Innovación, adaptación tecnológica y participación
El peronismo debe estar dispuesto a adoptar las nuevas tecnologías y métodos de comunicación para llegar a un público más amplio. Esto incluye el uso de análisis de datos para entender mejor a la audiencia, la implementación de campañas de marketing digital y el aprovechamiento de plataformas emergentes para difundir el mensaje.
Además, la innovación debe ser una constante en la estrategia comunicacional del peronismo. La capacidad de adaptarse a los cambios tecnológicos y de utilizar nuevas herramientas de comunicación puede ser clave para mantenerse relevante en un mundo cada vez más digital. Lo académico debe acercarse al peronismo y viceversa, ya que sin esa simbiosis no hay puente posible.
Finalmente, el peronismo debe continuar fomentando la participación ciudadana. En una era donde la apatía política es una preocupación creciente, es crucial trabajar para que la ciudadanía se involucre en la toma de decisiones y en la formulación de políticas. La creación de espacios de diálogo y la promoción de una cultura participativa pueden ayudar a revitalizar el compromiso social con el movimiento y fortalecer las ideas de soberanía política, independencia económica y justicia social.
En este contexto, el peronismo enfrenta múltiples desafíos en materia de proyecto político, actualización doctrinaria y comunicación política. La clave para superarlos radica en trabajar en la capacidad de adaptarse a los cambios tecnológicos, mantener un mensaje claro y coherente, y conectar de manera asertiva con las audiencias. Sólo así podrá continuar siendo una fuerza relevante y dinámica en la política argentina. La búsqueda de un liderazgo político y comunicacional fuerte, sumado a la construcción de herramientas efectivas para disputarle el sentido a la agenda mediática dominante, son pasos esenciales en este camino.