
Por: J.NyE
La sanción de la ley bases y la reforma fiscal, el primer objetivo de Javier Milei en el Congreso, fue la campana de largada para su guerra fría con Mauricio Macri, quien no termina de definir cuándo y, sobre todo, cómo empezará a ejercer la presidencia del PRO.
Ni bien lo haga, tiene su primer desafío: Milei, en sus entrevistas triunfalistas, sugirió que intentará una fusión entre La Libertad Avanza y el PRO. Es justo lo que Macri no quiere. Para evitarlo, justamente, corrió a Patricia Bullrich de la presidencia del partido y a Daniela Reich como jefa en la provincia de Buenos Aires, donde asumirá en agosto Cristian Ritondo.
A diferencia de Bullrich, el diputado no aceptó cargos en el Gobierno (Milei le ofreció la AFI) hasta no tener definido un marco de alianza con el PRO. En estos meses, el exministro de Seguridad bonaerense ayudó al Presidente a conseguir sus leyes, pero siempre con Macri de jefe.
La fusión no es una opción para Macri porque, en los hechos, significa la dilución del PRO en un frente oficialista que, como tal, sería coordinado por el Presidente, quien para estos temas delega las tareas en Karina Milei. Jamás se mete en sus temas.
La secretaria de la presidencia se anticipó a este escenario casi el mismo día en que Milei pisó la Casa Rosada. Ayudada por Lule Menem, comenzó el armado del sello La Libertad Avanza en todo el país, para evitar necesitar de otros partidos para competir.
Karina necesita reunir avales en sólo cinco provincias para validar a LLA como sello nacional y avanza sin pausa. Hay denuncias de identidades truchas en Mendoza y Río Negro. En la provincia de Buenos Aires el partido está inscripto, todo un desafío al PRO. Ritondo prepara una oficina en La Plata para dar pelea.
El plan de Macri no es una fusión, sino una alianza y sólo en las provincias en la que haya acuerdo. En el resto, prefiere que le respeten su historia y poner a sus candidatos. Cuando se reunió con los jefes provinciales del PRO, en Rosario, el expresidente pidió empezar a potenciar candidatos para marcarle la cancha a Milei en 2025.
Convertido en un político tradicional, Macri confía en su contacto con la casta que dejó su paso por la presidencia en cada rincón del país, para eclipsar el desorden libertario. No tiene tan claro si gana los mano a mano locales, pero se imagina intimidando a Milei con un listado de referentes locales. Hablan cada tanto, pero nunca llegaron a profundizar este tema.
Una alianza como quiere Macri, habría varias lapiceras para inscribir listas. De mínima, una por partido que forme parte del frente. En ese esquema, Karina tendría que negociar los nombres con el PRO. No es algo que está en sus planes. Prefiere que el partido amarillo se rinda ante sus deseos.
Milei ya pensó en la fusión en 2022, cuando se lo propuso a Bullrich, por entonces candidata a presidenta en una interna del PRO. “Vamos a ganar en primera vuelta, cómodos”, le planteó.
El economista, en ese entonces, estaba dispuesto a una primaria en la que podría haber perdido y cederle la presidencia a Bullrich, quien aún mastica bronca por recordar esa propuesta. Esa furia la llevó a aceptar ser ministra de Seguridad de Milei, sin pedirle permiso a nadie.
En estos días, Bullrich sugiere dar vuelta la página y olvidar el PRO. Cree que ya no representa a nadie, ni siquiera a los porteños, quienes, sostiene, no tardarán en dividirse entre progresistas y libertarios. Como el resto del país.
En su lectura, el paso de votos amarillos a violetas el ballotage llegó para quedarse y Macri debería intenderla, fundir a sus dirigentes en La Libertad Avanza y rendirse a las órdenes de Milei. Aunque no lo admita, la exministra no pierde esperanza en ser candidata presidencial: las encuestas que le llegan la siguen mostrando competitiva.
Para diferenciarse de Milei, Macri evalúa darle impulso a una agenda legislativa propia. Debería apurarse, el Gobierno ya se anticipó con algunos temas que estaban en el radar amarillo, como ficha limpia (prohibición de candidaturas de condenados por corrupción) o baja de edad de imputabilidad.
Macri tal vez tenga un motivo para aceptar la fusión: sería la única forma de sostener su principal bastión, la ciudad de Buenos Aires, que logró recuperar de la mano de su primo Jorge. Horacio Rodríguez Larreta le había sacado la botonera.
Para desafiarlo, Milei ya empezó a evaluar candidatos a senadores nacionales, como el vocero Manuel Adorni. Como mensaje, la Ciudad fue el primer distrito en los que La Libertad Avanza se inscribió para competir. En el PRO no hay movilidad partidaria y ni siquiera se especulan con candidatos. La elección porteña tendrá dos protagonistas parados en el progresismo: el radical Martín Lousteau y el kirchnerista Leandro Santoro. Hay que gestionarlos. De ser así, la derecha no podría dividirse.