El nuevo Macri: así es la hoja de ruta del expresidente - Política y Medios
05-07-2025 - Edición Nº6364

LA INTERNA, DESDE ADENTRO

El nuevo Macri: así es la hoja de ruta del expresidente

El exmandatario apuesta a elevar su nivel de protagonismo, imponer algunos temas en la opinión pública y condicionar a Milei cuando la crisis económica se agrave y un sector de la sociedad que lo apoya empiece a darle la espalda.

Mauricio Macri tomará esta semana un rol que ninguno de sus confidentes hubiera imaginado de él hace una década: será elegido presidente del PRO, un cargo partidario que supo aborrecer en sus primeros tiempos en la política.

Desde que perdió en su intento de reelección, en 2019, dejó de despreciar esas tareas. Le tomó el gusto a la política, con reuniones de sobremesa que antes evitaba y llamados cotidianos a la dirigencia, sobre todo si alguien era capaz de desafiarlo.

Horacio Rodríguez Larreta fue el primero que sufrió su sed de venganza. Le siguió Patricia Bullrich, quien luego de sentirse respaldada por Macri lo desafió sumándose al gabinete de Javier Milei sin pedirle permiso. Fue demasiado.

También quedó enfrentado a Macri el exgobernador de Jujuy, Gerardo Morales, cuando se negó a explorar una alianza con Milei. En un cruce tuitero, el ex presidente de la UCR definió como “un enfermo del poder”. Tal vez es la patología que lo empuja a iniciar un camino desconocido, como la política partidaria.

Desde su posada de Villa La Angostura, en diciembre, Macri inició su asalto a la presidencia del PRO, que todavía ocupaba Bullrich. En un zoom, les hizo saber a los presidentes del partido en cada provincia que no los iba a soltar tan fácil. Varios ya lo imaginaban: cada vez que se separaban de su línea de pensamiento, recibían un mensaje de whatsapp para pedir explicaciones.

En el grupo de líderes locales se hizo popular una frase: “En el uno a uno, Mauricio sigue ordenando todo y los que le ponen límites, terminan mal”. Lo escoltan dos incondicionales: Fernando D’Andreis y Darío Nieto.

Las jefes del PRO en cada provincia empezaron a seguirlo. La mayoría firmó un comunicado para pedir que Macri presidiera el partido y luego se vieron en una cumbre en Rosario para dar el visto bueno definitivo.

En ese encuentro hubo consultas sobre la sociedad explícita con La Libertad Avanza que el PRO lleva a cabo en los recintos. Los amarillos votan cada proyecto que pide Milei y, si es necesario, lo ayudan en las gestiones para conseguir mayorías.

Cristian Ritondo, jefe del PRO en Diputados, tiene más diálogo con Milei que las autoridades de La Libertad Avanza. En el Senado, Luis Juez habla más con Macri que con funcionarios del Ejecutivo.

Luego del fracaso de la ley ómnibus, el expresidente dejó correr versiones sobre una fusión de las bancadas y de los partidos que no cayó bien en sus líderes locales, enfrentados a los libertarios en sus provincias.

En Rosario, Macri dejó claro que no habrá fusión y la alianza parlamentaria tampoco será eterna. Milei no cree lo mismo: repite en entrevistas que habrá un frente de derecha en 2025. Imagina al PRO como furgón de cola de La Libertad Avanza.

Para calmar a su tropa, Macri fue por la avenida del medio. Ordenó no amalgamar con LLA, pero sí trabajar en conjunto para, en tal caso, medir en cada provincia quién es el mejor candidato para las legislativas.

El resultado de ese experimento, confía Macri, será el de un Congreso en el que pueda aportarle a Milei una mayoría, pero no sin antes ponerle condiciones a su plan de Gobierno.

Es el desafío que más lo desvela. Lograr controlar al presidente y, si es necesario, correrlo del medio, tal como hizo con Larreta y Bullrich. Sus charlas con Milei son amables, pero a Macri no lo convencen.

Rara vez el libertario toma un consejo del líder del PRO y se negó a sumar a su Gabinete a figuras de su círculo más cercano.

Bullrich y (el ministro de Economía) Luis Caputo llegaron por las suyas. Tampoco Milei se interesó por cubrir las segundas líneas de su Gabinete con referentes del PRO que se ofrecían por los medios.

Los que llegaron recomendados por Macri terminaron mal, como el desplazado secretario de Trabajo, Omar Yasín, responsabilizado por el aumento de las dietas a los funcionarios. Nada había tenido que ver con ese trámite.

Macri ya tiene sus enemigos en el Gobierno. El principal es al jefe de Gabinete, Nicolás Posse, artífice de alejar a los amarillos de las mesas de decisión y priorizar a figuras de origen peronista. Ni siquiera permite dirigentes del PRO en los cargos nacionales que hay en las provincias.

Santiago Caputo, asesor estrella de Milei, tampoco es del agrado de Macri, quien le recrimina haber bloqueado acuerdos orgánicos PRO-LLA. Como su ex jefe, Jaime Durán Barba, a Caputo no le gustan los pactos de cúpula. Entiende que dan poder, pero caen mal en los electorados molestos con la política.

Macri ya trazó su hoja de ruta. Apuesta a elevar su nivel de protagonismo, imponer algunos temas en la opinión pública y condicionar a Milei cuando la crisis económica se agrave y un sector de la sociedad que lo apoya empiece a darle la espalda. Ahí se imagina volviendo a ser protagonista. De una u otra forma. 

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