Haití: un país sumergido en la violencia - Política y Medios
05-07-2025 - Edición Nº6364

INTERNACIONAL

Haití: un país sumergido en la violencia

Tras la renuncia del primer ministro, Ariel Henry, se espera la conformación de un Consejo de transición, mientras la capital, Puerto Príncipe, sigue controlada por grupos armados.

Por Héctor Bernardo

 

El pasado martes, 12 de marzo, el primer ministro haitiano, Ariel Henry, anunció la renuncia a su cargo tras que se le impidiera regresar al país. De inmediato se anunció la creación de un Consejo de transición que deberá conformar los mecanismos para una nueva elección presidencial.

“Mi gobierno se irá inmediatamente después de la inauguración del Consejo. Seremos un gobierno provisional hasta que nombren un primer ministro y un nuevo gabinete”, informó Henry.

Por su parte, Irfaan Ali, mandatario de Guyana y presidente temporal de la Comunidad del Caribe (Caricom), aseguró: “Nos complace anunciar nuestro compromiso con un acuerdo de gobierno transitorio que allane el camino para una transición pacífica del poder”.

“Con este fin, tomamos nota de la dimisión del Primer Ministro Ariel Henry”, añadió Ali.

El primer ministro se había quedado con el control total del gobierno tras el asesinado del presidente Jovenel Moïse, el 7  de julio de 2021. Henry se había comprometido a llamar a elecciones y la fecha había sido pautada para el 7 de febrero de este año. Sin embargo, en su reciente participación en Caricom anunció que las elecciones sería en 2025, lo que generó gran descontento entre la población.

Violencia sin control 

Un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), señala que en 2023, el accionar de las bandas armadas en Haití dejó un saldo de 4.789 personas asesinadas, 1.698 heridas y 2.490 secuestradas.

En ese marco, en octubre del pasado año, tras un pedido del entonces primer ministro haitiano, Ariel Henry, el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó el envío de una misión de apoyo a la Policía Nacional de Haití.

Actualmente, los grupos armados controlan el 80 % de la capital haitiana, Puerto Príncipe, como así también las entradas y salidas de la ciudad.

Diversos analistas denuncian que las armas utilizadas por estas bandas criminales habrían sido proporcionadas desde Estados Unidos, que a su vez es uno de los principales promotores de la intervención militar al país caribeño.

Entre la espada y la pared

Estados Unidos ya invadió Haití en 2004 con la excusa de detener el enfrentamiento desatado entre los seguidores del presidente Beltran Aritid y sus opositores. 

Poco después se produjo el desembarco de más de 10 mil militares de diversos países, de la fuerza conocida como Cascos Azules, como parte de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas (MINUSTAH).

Soldados de la MINUSTAH fueron denunciados por violaciones y abusos sexuales contra a niñas y mujeres haitianas y múltiples violaciones a los derechos humanos. También se los responsabiliza de haber llevado la epidemia de cólera a ese país, enfermedad que causó miles de muertes.

El rechazo a una nueva intervención militar extrajera es mayoritario entre la población haitiana.

El actual avance de las bandas armadas provocó una nueva crisis. Al menos 360 mil haitianos son víctimas de desplazamiento forzado. Los grupos armados atacaron comisarías y cárceles y liberaron a más de 3.500 reclusos. La violencia parece no tener fin.

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