La foto de la oposición - Política y Medios
04-07-2025 - Edición Nº6363

LA INTERNA DESDE ADENTRO

La foto de la oposición

La apertura de sesiones ordinarias terminó de asentar los roles que venían adoptando las diferentes fuerzas al interior de cada partido. Milei busca acelerar una polarización que divida el escenario entre libertarios y socialistas.

La apertura de sesiones ordinarias del Congreso expuso las diferentes expresiones de la oposición, ante la mirada de reojo del presidente, Javier Milei, quien rompió el molde hablando detrás de un atril.

El PRO es aliado natural, mientras que los ex Juntos por el Cambio (UCR y Coalición Cívica) mantienen distancia del gobierno y se dividen entre dialoguistas y críticos. Los partidos provinciales oscilan entre la indiferencia y la expectativa; y en Unión por la Patria, dominan las posturas rupturistas.

A Milei no le sorprendió el escenario: habló 73 minutos sin levantar la vista, respaldado por militantes que coparon la tercera bandeja del recinto de la Cámara de Diputados. Esperó insultos que no llegaron, porque toda la oposición acordó puertas adentro no interrumpirlo.

Ni siquiera el diputado Máximo Kirchner quiso gritar cuando el presidente lo definió como “el jinete del fracaso”, junto al sindicalista Pablo Moyano y al ex candidato presidencial Sergio Massa. La UCR tampoco reaccionó al escuchar que Milei cuestionaba al ex gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, por la detención en su provincia de personas que tuitearon contra su familia.

El PRO volvió a mezclarse en las bancas con La Libertad Avanza, como durante el debate de la ley ómnibus, y aplaudieron al igual que los oficialistas. Tanto, que costaba diferenciarlos.

La oposición real se ubicó en los dos tercios restantes del recinto y se convirtió en un témpano: nadie hizo un gesto. La única nota de color la regaló el diputado de Unión por la Patria Mario Manrique, con origen en Smata: siguió el discurso de espaldas.

El jefe del bloque amarillo, Cristian Ritondo, había almorzado con Milei el miércoles para conocer de primera mano los detalles del discurso. Logró incorporar propuestas de su bloque a los anuncios del presidente, como el proyecto de ficha limpia, que impide competir en elecciones a quienes tengan condenas por corrupción en segunda instancia.

Ritondo y Milei lograron una buena relación cuando compartieron el recinto de Diputados y el ex ministro de Seguridad le oficiaba de intérprete de los quehaceres legislativos. Quiso ser el titular de la Cámara baja, pero chocó con una rebelión en el bloque de LLA. Karina Milei eligió a Martín Menem.

El resto de la oposición no peronista estuvo lejos de esas roscas y no se siente parte del Gobierno de Milei, igual o más que Unión por la Patria. En la UCR, hay sectores identificados con Martín Lousteau que ya no ocultan su sociedad tácita con el kirchnerismo. Coinciden en temas como el financiamiento educativo y tarde o temprano la plasmarán en el recinto.

La Coalición Cívica entró en fase oposición dura, con Elisa Carrió criticando a Milei en términos no muy diferentes a los que usaba para describir al kirchnerismo. Sólo le resta denunciarlo por corrupción. La CC no se pronunció sobre el discurso de Milei, pero quiere acorralarlo con un proyecto de ley para pedir indexar las jubilaciones a la inflación, retroactivo a enero. Sería un golpe a las finanzas de Luis Caputo.

Carrió tiene como aliadas a Margarita Stolbizer y al socialismo, ex socios electorales que ahora juegan la carta del progresismo no K ante un Gobierno de derecha. Comparten el bloque Hacemos Coalición Federal (HCF), una cooperativa que coordina con mucho esfuerzo Miguel Pichetto, creada a sólo fin de obtener lugares en las comisiones.

Milei los ignoró y observó por encima de sus lentes como quiénes se presentaban como oposición dialoguista lo miraban con cara de póker. Está dispuesto a enfrentarlos hasta licuarlos del todo. Su apuesta es que el Congreso se divida entre libertarios y socialistas.

Además del PRO, el presidente confía en sumar a gobernadores radicales y peronistas que le aportaron sus votos para la ley ómnibus, como el mendocino Alfredo Cornejo (UCR) o el tucumano Osvaldo Jaldo (PJ).

Los que estén fuera del oficialismo serían denominados socialistas. En la bolsa entran kirchneristas, UCR progresista, izquierda y figuras sueltas del Congreso que no quieren votar a libro cerrado las propuestas del Gobierno.

Desde marzo, el nuevo mapa político tomará forma en el Congreso. Se sabrá si Milei se sale con la suya y puede replicar la polarización que tanto espera.

El pacto con los gobernadores que convocó para mayo, le sirve al presidente para ganar tiempo y sondear qué tan lejos está de ampliar su por ahora muy finita alianza electoral. Sólo tiene de su lado al PRO, que ni siquiera le permite llegar al tercio de los recintos. Necesita más. Pero no quiere cualquier cosa

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