
Por: Juan Pablo Peralta - DESDE CASA ROSADA
La gira de ocho días de Javier Milei por Europa fue más intensa a nivel local que internacional. El fenómeno se observó en dos aspectos fundamentales, la voluntad libertaria de mostrar claramente que su administración prioriza como aliado estratégico a nivel geopolítico al Estado de Israel -y por propiedad transitiva a los EEUU- y que la relación con el Papa Francisco “es inmejorable”. Un mensaje que Casa Rosada repite y le hace inferir que cayó como un baldazo de agua fría en los campamentos kirchneristas.
Otra faceta del viaje fue la administración vía remota que el presidente tuvo que realizar mientras se reunía con el primer ministro Benjamín Netanyahu, su par israelí Isaac Herzog, familiares de secuestrados por Hamas, y a la vez visitaba sitios históricos judeocristianos. La decisión de retirar la Ley Bases era algo con lo que Balcarce 50 venía amagando desde hace rato. Como contamos en este portal, frente a los recortes que los gobernadores y sus legisladores acuerdistas venían exigiendo al paquete de medidas original, el titular del Ejecutivo ya les había hecho llegar la propuesta de retirar el proyecto de la Cámara baja.
Fueron los mismos “dialoguistas” quienes rechazaron de plano esa posibilidad aduciendo que los querían hacer quedar como los malos de la película, y además aseguraron que lo que buscaba el Gobierno era avanzar con las iniciativas sin pasar por el Congreso. Los contactos cruzados entre el mandatario, y en particular con su hermana Karina Milei (Secretaria General de la Presidencia), dieron por cerrado el asunto mientras iniciaban el trayecto de Tel Aviv-Roma. “No hay vuelta a comisiones ni nada más que debatir”, fue la orden que llegó a oídos de Guillermo Francos (Interior) y Martín Menem (titular de Diputados). Formó parte del desenlace, el asesor presidencial preferido de Milei, Santiago Caputo.
Los capitostes que se quedaron en la sede gubernamental salieron a decir que lo ocurrido era lo que preveían, y que de todos modos, contaban con las suficientes herramientas institucionales para avanzar con el objetivo de máxima que tiene la administración central, alcanzar el déficit cero. Se advirtió que lo ocurrido en el Parlamento no cambiaría los planes ni el rumbo del mileísmo.
Así llegaron los recortes a los giros discrecionales a los gobernadores, los fondos fiduciarios por 2.000 millones de pesos -que son consideradas cajas de la política (entre ellos el FISU, que perjudica a organizaciones piqueteras, el Procrear y el Fondep destinado al Desarrollo Productivo)-. A ellas se incorpora la poda al Fondo Compensador a los maestros, y al Incentivo Docente. Una responsabilidad que, manifestó el vocero Manuel Adorni, recaerá sobre los estados provinciales porque no existe una paritaria nacional.
Los cañones libertarios también apuntaron a las obras sociales de los sindicatos cegetistas, y que conforman sus principales cajas de sustentación. En ese sentido, se determinó que las partidas dirigidas a servicios de discapacidad y a jubilados sean direccionadas directamente por la Superintendencia de Seguros de Salud y ya no por los gremios.
Los fundamentos esbozados en Casa de Gobierno giraron en torno a la idea de terminar con los intermediarios que sacan provecho del manejo de ese dinero, lo mismo que se pretende implementar con las organizaciones sociales con respecto a la entrega de la ayuda social, tanto de los planes Argentina Trabajo, como la entrega de alimentos a comedores y merenderos.
El retorno de Milei y su delegación a Ezeiza trajo bajo el brazo un plan de contingencia que está directamente vinculado a cerrar filas con el ala dura del PRO que encabezan Mauricio Macri y Patricia Bullrich, pese a los matices internos que tienen, pero que se bifurcan cuando ven cómo la oposición ensaya un ataque conjunto. La idea es reiniciar la gestión poniendo por delante a la oposición que intenta reorganizarse bajo la consigna de ir contra el “ajuste salvaje” que motoriza La Libertad Avanza, contenida por el ala protectora de Propuesta Republicana. Ninguna de las medidas que tomó Milei con las provincias, intendencias y gremios se tomó sin consultar previamente el hombre de Cumelén.
La vuelta de Cristina Kirchner a las críticas desde la red de Elon Musk, que en este caso fue a través de un documento confeccionado en torno a diatribas dirigidas a Milei y Luis Caputo (Economía) no hicieron mella en la comandancia liberal libertaria, que tuvo como principal portavoz al propio jefe de Estado, que indicó que ese texto de 33 páginas no tiene otra finalidad que procurar “dinamitar” acuerdos entre el PRO y LLA.
Por su parte, el jefe de Hacienda le reprochó en redes el déficit fiscal que la ex presidenta generó en 16 años de gobierno y le expresó por X “que siga en su mundo paralelo”, en respuesta a los comentarios que CFK hizo con el objetivo de vincularlo con el fallido atentado que sufrió el 1 de septiembre de 2022 en la puerta de su domicilio en el barrio de Recoleta. A micrófonos apagados, uno de los operadores libertarios más activos minimizó el tema opinando: "Es un mensaje destinado a la tropa propia, que le reclama que diga algo, y nada más".
“Todavía la sociedad no olvida que Cristina está procesada por corrupción, que Alberto (Fernández) está de farra en España después del desastre que dejó, y de que (Sergio) Massa dilapidó todo para ser el presidente que no fue porque la gente no quiso… y que lo hizo junto a los mismos gobernadores que ahora exigen lo que le cedieron a él”, esgrimió otro de los conspicuos hombres que responde directamente al primer mandatario.
En medio de la puja con los disidentes, Milei redobló la apuesta y afirmó que va a avanzar “fuertemente sobre todas las cajas negras de la política”, que no tienen control alguno y que “la casta” defiende desesperadamente con el propósito de no perder sus privilegios. “Eso hay que terminarlo”, refrendó el presidente añadiendo que “hay muchos agentes de la política que viven de eso”.
Pese al “ajustazo” que los funcionarios oficialistas denominan “arrastre Massa”, la inflación que publicó el INDEC -precisamente un organismo que sigue estando a cargo de un dirigente que responde al tigrense, Marco Lavagna- fue en enero del 20,6 por ciento (con un interanual del 254%). Un guarismo que celebraron en Rosada, ya que aunque reconocen que sigue siendo alto, es menor al 25,5% de diciembre de 2023, y que adjudican en su totalidad al ex Frente de Todos.
La semana cierra con dos polémicas, una de tono farandulero y otra con definiciones políticas que van a traer mucho ruido en los próximos días. Sobre los cruces de Milei con una popular cantante que el gobierno identifica “como un mecanismo de propaganda político” y no como una artista, gargantas profundas oficialistas expresaron con sorna que “si el kirchnerismo piensa encarar su ‘quinta revolución’ con Lali (Espósito) es porque realmente están perdidos”.
El tema gravitante es el hecho de que el jefe de Estado decidió no fijar por decreto un nuevo salario mínimo, vital y móvil después de que fracasaran negociaciones que se habían intentado iniciar en la cartera laboral entre gremios y cámaras empresarias. Esa cifra pone una referencia y un piso a los sueldos, pero a su vez, define la suma que cobrarán quienes perciben planes sociales, que hasta ahora fue la mitad de ese número y que hoy está estancado en los $156.000. La pregunta es cuál será el método de actualización de ese beneficio.
No es éste el único interrogante que se le plantea a la administración de La Libertad Avanza. Javier Milei y su vínculo con el macrismo podría llegar a brindar un plafón a la gobernabilidad que necesita el Gobierno para continuar reduciendo el déficit fiscal. El problema es que este fin se choca con la necesidad de apretar aún más los alicaídos bolsillos argentinos. Son demasiados los aumentos que se vienen -y eso resulta inevitablemente- un arma de doble filo.
Argüir que el esfuerzo es en pos de “una mejora a corto plazo”, dependerá de cuán corto sea ese plazo, y por otro lado, de quiénes sean los que lideren la resistencia al plan de gobernanza que intensifica un economista que reniega de “la casta”, mientras lleva puesta la banda presidencial y el bastón de mando con los pies metidos en el barro de lo más tradicional de la política, pero con una convicción e intención muy difícil de concretar, la de conseguir que de donde vinieron los problemas, ahora vengan las soluciones.