
El costo del viaje en colectivo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) ascendería a $1500 en marzo, de acuerdo a las proyecciones inflacionarias de los próximos meses, según los empresarios del sector.
Esto implicaría casi una duplicación de los costos que los empresarios acusaban en diciembre ($800) cuando ponían de relieve el desfasaje entre lo que cuesta mover un pasajero y lo que se pagaba entre tarifa y subsidios (en torno a los $400).
La devaluación post electoral y la aceleración inflacionaria potenciaron los problemas de sustentabilidad que las empresas de transporte venían arrastrando, y el nuevo cálculo no viene precisamente a echar calma a la cuestión.
Las estimaciones las hizo públicas en las últimas horas la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA) y lo detalló su vicepresidente, Luciano Fusaro, en diálogo con La Nación +. “No nos referimos a lo que va a pagar la gente, sino a lo que cuesta realmente cada viaje”, aclaró rápidamente.
“Nosotros siempre hacemos mucho foco en lo que cuesta mover un pasajero hoy en el AMBA, con todos los recientes aumentos del gasoil, la devaluación que impacta en los repuestos y el mantenimiento de las unidades”, explicó el vicepresidente de la Asociación empresaria.
En este sentido, aclaró que “si proyectamos las estimaciones oficiales de inflación para los próximos meses, calculamos que ese costo que habíamos estimado en $800 en diciembre, puede llegar tranquilamente a $1500 en marzo”.
Fusaro expresó también que recientemente se abrió una paritaria con la UTA (Unión Tranviarios Automotor) para negociar los aumentos salariales, y remarcó que los sueldos de los trabajadores representan “la mitad de los costos” del servicio de transporte.
En torno al desfasaje que la AAETA viene acusando alrededor de las tarifas, el dirigente explicó que, según el esquema de pagos vigente hasta el aumento de este lunes, “el usuario pagaba $40 promedio, menos del boleto mínimo con todos los descuentos”.
Esto, afirmó, representaba “el 5% del costo” -calculado en $800-. Después el Estado aportaba $400 por pasaje, redondeando unos $450 por viaje percibidos por las empresas. “Hay un déficit de $350 que no los paga ni la tarifa del usuario ni el Estado”, alertó Fusaro.
Tras ser consultado por la situación económica de las empresas prestadoras, sostuvo que “hoy las empresas están yendo a pérdida”, y precisó: “Básicamente lo que están haciendo es 'comerse' el capital y con eso cubrir los gastos corrientes”.
Muchas gracias @lanacionmas por la entrevista a nuestro Vicepresidente Luciano Fusaro, en donde explico que ocurrirá con la tarifa y las conversaciones en curso en torno al Boleto de Colectivo en el AMBA y los Subsidios al Transporte. pic.twitter.com/Eoe9EuLlwH
— aaeta (@aaeta_arg) January 16, 2024
Esta situación fue el desencadenante del conflicto ocurrido durante el mes de diciembre, donde se redujo hasta un 30% la frecuencia de los colectivos en el AMBA, y que luego pudo regularizarse tras el anticipo de subsidios por parte del Estado.
El vicepresidente de la AAETA consideró que tras el incremento de ayer, que dejó el boleto mínimo en 76,92, “indefectiblemente lo que se va a necesitar es incrementar la cuenta de subsidios, porque si se trasladase todo el efecto de la inflación a la tarifa, estaríamos hablando de un boleto muy difícil de pagar”.
Sobre la estructura de costos de un viaje, Fusaro precisó que el gasoil suele representar el 20% del costo total, mientras la mano de obra explica el 50% y con la parte de repuestos para la renovación de las unidades redondean el 80% del costo.
“El Gobierno entiende y acepta la realidad desde el momento en que esta estructura de costos que determina los subsidios no se actualiza desde septiembre y sólo en diciembre hubo una devaluación del 100% que impactó fuertemente en el precio del combustible”, manifestó respecto a la problemática el empresario.
Por eso, contó que se abrió una mesa de trabajo con las autoridades de Transporte “para revisar todos los números y los que estén mal corregirlos”.
Sobre el retiro de los subsidios anunciado por la administración Milei, indicó que “no hay una fecha” acordada pero recordó que “el ministro Caputo habló de una reducción del 35% el primer año y una quita total en tres años”.
No obstante, se mostró escéptico al respecto: “No está claro si va a hacerse así porque hay conversaciones al respecto en este momento”.
Lo cierto es que aún con una buena parte del boleto subsidiado, los incrementos ya golpean a los usuarios que diariamente utilizan hasta 6 transportes públicos sólo para trasladarse desde la casa hasta el trabajo y viceversa.
Con salarios mínimos que ascienden a $156.000, un retiro de los subsidios de semejante magnitud pondría en jaque las chances de subsistencia de una gran parte de la población usuaria de trenes y colectivos.
La situación convierte este conflicto tarifario en un auténtico desafío para el Gobierno nacional. Lo encuentra atrapado entre el atraso de ingresos de las empresas, el escaso margen de ajuste sobre la economía de las clases más desfavorecidas, y la convicción cuasi dogmática de su cúpula de que el sendero hacia el equilibrio fiscal sólo se abre desmalezando prestaciones masivas de respaldo económico que hacen directamente a la -ya endeble- calidad de vida de las mayorías.