
Daiana Abregú tenía 26 años y vivía en Laprida. El domingo 5 de junio fue detenida por efectivos policiales por una contravención. A las 15:30 del mismo día los guardias la encontraron muerta en su celda. Dijeron que era suicidio. La familia sospechó desde un primer momento que se trataba de un asesinato. Hoy hay cinco policías de la bonaerense detenidos. De una segunda autopsia surgió que la habían asfixiado.
Laprida es una tranquila ciudad de poco más de 8 mil habitantes ubicada en el Centro-Sur de la provincia. En ese lugar que aún conserva características de pueblo, donde todos se conocen y saludan, nació y vivió hasta el pasado 5 de junio Daiana Abregú.
Era la quinta hija de una familia de 10 hermanos y mamá un niño de 9 años. Daiana soñaba con irse a vivir a una ciudad más grande y estaba a punto de lograrlo. El sábado 4 de junio por la noche se reunió con amigas y amigos para despedirse de ellos. Se marchaba a La Plata. Un familiar le daría alojamiento y comenzaría a estudiar enfermería. Contó eufórica a sus compañeras de toda la vida que buscaría trabajo en la capital de la provincia. Estaba feliz y quizás por eso se multiplicaron los brindis. En la madrugada del domingo la arrestaron por disturbios en la vía pública y la llevaron a la Estación de Policía Comunal de Laprida.
Lo que sucedió en el interior del edificio policial recién ahora emerge a la luz. El informe oficial de la comisaría, que en ese momento estaba a cargo del comisario Cristian Barrios -recientemente desafectado de la fuerza- dijo que se trataba de un suicidio.
Así lo corroboró la médica que realizó la primera autopsia y a la que ahora la imputan por falsear la causa de la muerte.
Antonela Abregú, hermana de Daiana, de 29 años, fue una de las primeras en sospechar que su hermana no se había suicidado como afirmaban los policías.
“Cuando llegamos y mi mamá empezó a decirnos que no le habían permitido ver el cuerpo y un montón de cosas que no nos cerraban, nos dimos cuenta que algo había pasado. Si ese cajón se tapaba ahí, ¿quién te saca las dudas?” explica Antonella que mientras velaban a su hermana salió a movilizar al pueblo.
La determinación de la familia y las movilizaciones, incluso a La Plata, impidieron que la corporación policial pudiera ocultar lo que realmente había sucedido.
La intervención de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que participa en la causa en su calidad de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura, permitió detectar falencias en la primera autopsia realizada al cuerpo.
El organismo exigió la conservación adecuada del cadáver y la ejecución de una nueva autopsia, que el fiscal en un primer momento se negaba a ordenar, contradiciendo el protocolo Minnesota, que se aplica en caso de “muerte bajo custodia del Estado”.
Cuando finalmente se realizó la segunda necropsia desmintió a la primera y confirmó que fue asesinada.
Sergio Roldán, el abogado de la familia Abregú, dice que “La reautopsia indica que murió por asfixia y no por ahorcamiento, por lo tanto, la mataron”. La versión oficial indicó que Daiana se había quitado la vida ahorcándose con su campera.
“Presumiblemente la mataron con una bolsa, como decía un audio que andaba circulando en la ciudad. Con el segundo estudio se comprueba que no hay lesiones en el cuello que induzcan un suicidio. La primera autopsia dijo que la muerte fue por asfixia mecánica y nos encontramos con que no operaron el cuello. Cuando esa intervención se realiza en la reautopsia, no se ven lesiones en el cuello ni en los cartílagos. A partir de ahí automáticamente se determina que fue una asfixia”, precisó el letrado.
Tras esta nueva pericia fueron arrestados cinco agentes policiales: Vanesa Soledad Núñez, Juliana Zelaya, Adrián Osvaldo Núñez, Pamela Di Bin y Leandro Fhur.
El martes el fiscal Ignacio Calonje les tomó declaración. La jueza Fabiana San Román, del Juzgado de Garantías de Olavarría acusó a los uniformados de asfixiar a la joven y falsear la escena para hacerla parecer un suicidio.
En sus declaraciones los agentes admitieron ante la Justicia haber falseado actas en las que se hacen constar inspecciones en los calabozos. En particular, una de ellas manifestó que, si bien es su letra, el contenido "es falso".
Si los policías son hallados culpables, podrían ser condenados a prisión perpetua. Están imputados por homicidio triplemente agravado por su comisión con alevosía, por su comisión con el concurso premeditado de dos o más personas y por tratarse de miembros de la fuerza de seguridad policial.
Tras las declaraciones de los imputados La Comisión Provincial por la Memoria expresó “Son datos de interés para avanzar en la pesquisa sobre la presencia y el verdadero accionar de otros agentes policiales. Especialmente personal jerárquico de la dependencia que fue parte de la trama de ocultamiento del hecho durante varias horas”.
Desde el Ministerio de Seguridad, se dispuso, este jueves, la intervención de la comisaría de Laprida.
A la localidad viajó Darío Ruíz, Subsecretario de Unidad de Coordinación de Políticas de Seguridad, quien puso en funciones al interventor, Comisario General Aldo Caminada.
“La intervención de la Comisaría es por tiempo indeterminado”, dijo Ruíz, asegurando que se tomó la medida por instrucciones del Ministro de Seguridad y que está investigando la comisión de tareas internas de la fuerza. "La idea desde el Ministerio de Seguridad es transparentar y llevar tranquilidad. Entendemos que una forma es cambiando toda la dotación de la comisaría" agregó.
Ahora la justicia evalúa la reconstrucción del hecho en el calabozo donde ocurrió la muerte mientras que los cinco policías permanecerán detenidos.
“La Negra, como le decíamos cariñosamente, jamás hubiera tomado una decisión así. Es verdad que no tenía trabajo, pero ella andaba siempre contenta”, reflexiona Antonella.
Daiana queda en la memoria de los lapridenses como la niña a la que nadie podía ganarle en una carrera y se llevaba todos los trofeos en las competencias de atletismo. La jugadora de fútbol femenino del Club Atlético Lilán. La piba que cuando se embarazó debió dejar sus estudios y los retomó para recibirse durante la pandemia. La fanática de Boca Juniors, a la que le gustaba bailar cumbia y escuchar rock. La amante de los tatuajes.
La joven que tenía sueños y proyectos, pero vivía en un pueblo donde el trabajo no abunda, la policía estigmatiza y como ella misma le decía a sus hermanas “te quieren controlar todo”.
Daiana vivió en un pueblo de menos de 8 mil habitantes donde en los últimos diez años ya hubo cuatro muertos por supuestos suicidios en la seccional de Laprida, y dos casos de personas que sobrevivieron a tormentos policiales, sin que a nadie pareciera llamarle la atención.