
Con una inflación acumulada en los primeros cinco meses que superó el 29% y la suba en los precios que no cesa, el receso de invierno se convirtió -para los que pueden- en un escape a la realidad que nos golpea.
El sector privado del turismo esperó con muchas expectativas estas vacaciones. Para la semana que viene se prevé ocupación plena en varios destinos. Políticas públicas como el “PreViaje”, inyectará más de $9.000 millones en el turismo receptivo entre el 11 y el 31 de julio. A este movimiento interno se suma la llegada de turistas extranjeros que, según estimó el ministro de Turismo y Deportes de la Nación, Matías Lammens, superará el millón.
En la provincia de Buenos Aires, además de los destinos tradicionales, cada vez se imponen más las salidas a pequeñas localidades. En algunos casos son cercanas al lugar de residencia de las familias, y de esta manera pueden disfrutar descubriendo nuevos lugares ahorrando en los costos de traslados.
Soledad Martínez, subsecretaria de Turismo bonaerense, aseguró que “crecen los lugares en los que se puede estar en contacto con la naturaleza y también ciudades como San Pedro, que ofrece turismo cultural” y agregó que “a partir de la pandemia surgieron consumos nuevos buscando destinos que convoquen menos cantidad de gente”.
Intendentes de varios distritos bonaerenses captaron esta nueva preferencia de los turistas. Es así que pequeños pueblos y hasta estaciones abandonadas se remozaron este invierno esperando a los visitantes.
En el partido de Olavarría, a 350 km. de la Capital Federal, el municipio puso sus fichas en un pueblo que durante décadas permaneció casi desierto: Colonia Nievas. Esta aldea fue fundada por 20 familias de alemanes del Volga que provenían de la aldea Holtzel (o Hölzel), que llegaron a la argentina en el vapor Hohenstadt en febrero de 1878.
Con el paso de los años, el pueblo, construido alrededor de la iglesia, se despobló. Así permaneció hasta que se transformó en una atracción turística. Se construyeron cabañas para los visitantes, hay casas de té, y quienes se enamoran del lugar compran un lote y construyen una casa para recluirse los fines de semana largo o en vacaciones.
Quienes buscan recrear momentos del pasado visitan Roque Pérez. El municipio de Roque Pérez está a 135 km de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Autoridades y pueblo tienen en claro que recuperar lo de antaño es primordial para ser elegidos por los turistas. Es por ese motivo que sorprende poder ver a los viejos almacenes y pulperías al igual que en su época de esplendor o poder sentarse en una butaca del Cine Club Colón, el único cine rural en funcionamiento de la Provincia de Buenos Aires. A Roque Pérez se puede llegar en micro desde La Plata, Retiro y Liniers, cuenta con hoteles y también es posible alojarse en casa de familias.
En Lobos, a solo 100 km de Buenos Aires, se destaca su laguna. Allí se puede hacer avistaje de la Flora y Fauna. Abunda una gran variedad de aves como bigüás, garzas, espátulas rosadas y patos. Si se llega a la hora de la siesta, aún en invierno, las calles de la ciudad estarán vacías. Se destacan las viviendas antiguas con llamativos zaguanes. Entre ellas se encuentra la casa natal de Juan Domingo Perón, hoy convertida en museo. En esa casa el ex presidente pasó los primeros años de su vida.
En el partido de Cañuelas hay un pueblo que acortó su nombre. Sigue figurando en mapas y señalética como Uribelarrea pero sus habitantes y quienes lo visitan le llaman cariñosamente “Uribe”. Una de las principales características es que no hay asfalto. Todas sus calles son de tierra. Posee una rara plaza de diseño octogonal, obra de Pedro Benoit, el mismo que proyectó la ciudad de La Plata.
En este pueblo rural de poco más de 1.000 habitantes, se puede almorzar en uno de los restaurantes de campo con cerveza artesanal y entrar en el túnel del tiempo recorriendo el Museo Regional de Maquinaria Agrícola.
El gobierno municipal de Las Flores, que encabeza Alberto Gelené, creó una página web específica para captar a los turistas (https://lasflores.tur.ar ) difundiendo los atractivos tanto de la zona urbana como rural.
Dentro del turismo en el campo, se destaca Pardo. Este pueblo, al igual que Colonia Nievas, supo del abandono. Hoy se recuperó para recibir a quienes buscan alternativas, incluso de alojamientos diferentes.
En Pardo se puede descansar en un Glamping en yurtas (que es una construcción tradicional de los pueblos nómades de la estepa de Mongolia) u hospedarte en el Ecocamping, donde todas las edificaciones son de adobe y paja. Además, durante la estadía las y los viajeros podrá conocer pormenores de la vida del escritor Adolfo Bioy Casares y de su compañera, la escritora Silvina Ocampo, que junto a Jorge Luis Borges solían pasar largas temporadas en el pueblo.
Vale la pena conocer también la capilla abandonada del Perpetuo Socorro, que emerge solitaria en la llanura, rodeada del verde de los campos linderos. En 1892, Juan Bautista Bioy la mandó a construir donde se suponía se levantaría el pueblo. Con la llegada del tren el pueblo se planificó en torno a la estación y la iglesia quedó abandonada. Desde 1995 es sitio histórico.
El turismo a destinos no convencionales permite disfrutar del tiempo libre, descubriendo el patrimonio natural, cultural y económico de las comunidades bonaerenses potenciando el fortalecimiento de las economías regionales. A la vez constituye una alternativa para quienes buscan lugares económicos para desconectar de los noticieros, la cotización del dólar, la remarcación de precios y la especulación de los grupos económicos concentrados que sigue castigando a las y los argentinos.