
En medio del acalorado debate público por la suspensión de las clases presenciales en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), el Ministerio de Salud de la Nación expuso en las redes sociales el enfoque que motivó la polémica decisión.
Según determinó el análisis epidemiológico de las autoridades, la presencialidad en las escuelas “puede implicar un bajo riesgo individual pero alto riesgo colectivo”.
Esto implica que, si bien se reconoce que “el riesgo de contagio puede ser considerado bajo si se acompaña con el adecuado cumplimiento de las medidas de prevención”, en el marco del extraordinario crecimiento de la transmisión comunitaria de Covid-19, estudiantes y personal docente “tienen más probabilidad de enfermar”.
El “alto riesgo colectivo” contempla que, a mayor circulación de personas, mayor será la transmisión el virus, y a su vez, cuanto mayor sea la incidencia de contagios en la población, los riesgos de contagio general aumentan independientemente de lo reducidos que sean individualmente en cada actividad puntual (en este caso, la enseñanza en una institución educativa).
La escuela no contagia.
— Leandro Santoro (@SantoroLeandro) April 19, 2021
El transporte no contagia.
Incluso el q se contagio en la escuela en su casa no contagia.
Si nadie contagia, explícame por qué tenemos más de 3000 positivos por día en la ciudad!!!
“Diversas experiencias en distintos países, han mostrado relación entre la disminución de la presencialidad o cierres de escuelas y disminución en los niveles de transmisión. Para garantizar una presencialidad cuidada es fundamental controlar la transmisión de la enfermedad en la comunidad”, destacaron desde la cartera educativa.
A su vez, se informó que en el AMBA, que es actualmente el epicentro del peor momento de contagios desde el inicio de la pandemia, “hay más de 3 millones de niños, niñas y adolescente en edad escolar y aproximadamente 300.000 docentes y no docentes, sumado a los acompañantes, que se movilizan diariamente”.
Además, se precisó que, desde el inicio de clases bajo la modalidad mixta, el uso de transporte público -otro indicador que se busca reducir fuertemente- se incrementó un 25% respecto al período previo.
El incremento de los contagios hasta niveles muy superiores a los observados durante el 2020 no es la única preocupación y, en estrecha relación con esto, la cartera sanitaria resaltó la “circulación de nuevas variantes de preocupación, más transmisibles y letales”.
En tanto, al analizar la curva epidémica en el segmento poblacional en edad escolar, aseguraron que el inicio del dictado de clases en las aulas coincide con un “aumento exponencial” de nuevos casos de Sars-CoV-2, “similar y aún mayor” al de la población en promedio.
En suma, el objetivo de las medidas intensificadas, transitorias y localizadas es disminuir la velocidad de los contagios para evitar que el aumento exponencial de casos ponga en riesgo el sistema de salud.#ArgentinaUnida #SigamosCuidandonos
— Ministerio de Salud de la Nación (@msalnacion) April 19, 2021
En este sentido, se insistió sobre el hecho de que el contexto epidemiológico afecta a este grupo etario “independientemente de que las instituciones escolares sean consideradas espacios de bajo riesgo individual y realicen un adecuado cumplimiento de los protocolos”.
Es por esto que se considera que “el aumento en la circulación de personas que implica la presencialidad escolar, facilita la transmisión viral”.
En definitiva, la explicación es clara: el problema -tal como pregonan quienes se oponen a la suspensión de la presencialidad- no son las escuelas. El problema es toda la parafernalia de circulación social que implican, en un contexto donde los contagios parecen incontrolables y las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) ven el colapso sanitario cada vez más cerca.
“En el contexto epidemiológico del AMBA, donde el número de casos muestran un crecimiento exponencial con alta velocidad, es imposible separar el riesgo individual del riesgo colectivo”, asevera el comunicado de la cartera encabezada por Carla Vizzotti.
Al respecto, alegan que una “presencialidad cuidada” excede las medidas en cada institución educativa y requiere, también, “implementar medidas colectivas para impactar en la transmisión comunitaria”.