
La formación en Defensa nacional tiene un largo desarrollo en la Argentina, con vaivenes y no pocos puntos de inflexión. Un recorrido histórico nos lleva a mediados del siglo XIX cuando se dieron los primeros pasos cuando, allá por 1862, luego de la batalla de Pavón, Mitre accede a la presidencia y comienza a organizar el Estado argentino nacionalizando la Aduana de Buenos Aires. La formación de un ejército nacional poderoso fue también un objetivo en el que, si bien no tuvo éxito y se vio obligado al enrolamiento de la Guardia Nacional para enfrentar al Paraguay, si logró dar los primeros pasos. Fue recién con Sarmiento que se crea el Colegio Militar de la Nación (1869) y la Escuela Naval Militar (1872) en aquellos momentos, aun bajo la influencia francesa. También data de ese año la primera ley de reclutamiento nacional que reemplazaba a la de la provincia de Buenos Aires. Estas fueron las primeras instituciones y normas que pre figuraron a las Fuerzas Armadas Nacionales.
Con la Consolidación del Estado Nacional (1880) y la prohibición a las provincias de formar cuerpos militares mediante la Ley 1072, la profesionalización del ejército comienza a tomar fuerza. La ley 1254, del Ministro de Guerra Victórica, regula por primera vez cuadros y ascensos de la institución militar terrestre y, también por iniciativa del mismo ministro, se autoriza a los inspectores de armas a estudiar reglamentos extranjeros para utilizarlos de modelo. La influencia Francesa se hacía sentir a pesar de la derrota de su ejército ante Prusia en 1870. Sin embargo, la carrera militar todavía alternaba con otras actividades, (políticas, agropecuarias o comerciales). No fue sino hasta la aparición de conflictos limítrofes con Chile que la carrera militar comienza a separarse de otras profesiones. La ley 3318 de organización del ejército y el código de Justicia Militar ponen fin a las ordenanzas de Carlos II por las cuales se regulaba la carrera militar. La formación de la Marina en 1898 fue un hito fundamental en la proyección de poder nacional hacia el Atlántico. Son los años en que el Coronel Richieri asume el Ministerio de Guerra, se conforman las regiones militares y se dispone la construcción de cuarteles. También se regula el Servicio Militar Obligatorio. En cuanto a la formación, es de este periodo la Escuela Superior de Guerra (1900), en 1905, La Escuela de Aplicación de Artillería e Ingenieros y la creación de la Escuela de Aviación militar (1912). También de esta época data La Escuela de Aplicación de Clases (antecedente de la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral), destinada a la formación de suboficiales.
Finalizando el periodo, la ley 9675 de 1915, por su parte, regula cuadros y ascensos, extendiendo la carrera militar de 22 a 30 años y poniendo mayores exigencias académicas para el ascenso a Capitán y Mayor (cursos en la Escuela Superior de Guerra).
El ascenso del Radicalismo y el golpe del 30, interrumpieron de alguna forma este camino progresivo. No es sino hasta la década del 40 que se produce un nuevo impulso. La creación de la Fuerza Aérea (1944), tropas mecanizadas (1945) y, en el mismo año, Tropas de Paracaidistas junto con un enorme impulso a las Fabricaciones Militares. También de la época Peronista data la creación de la Escuela de Guerra de 1953 que, con el tiempo, será la Escuela de Defensa Nacional que sirvió de base para la actual Universidad de la Defensa. Allí todos los Ministros debían explicar cuál era el porte que desde sus carteras hacían a la Defensa Nacional. Quienes no tenían nada que aportar, debían cursar en dicha escuela. Allí, además, se dictaron cursos de defensa a civiles de los más diversos ámbitos. Todavía hoy se conserva en el convenio del personal civil de la nación la licencia anual para cursar estudios relacionados a la defensa en dicha institución.
Párrafo aparte para la sanción de la Primera Ley de Defensa Nacional, de 1948, que regula los Órganos Superiores de conducción y Crea el Estado mayor de Coordinación antecedente del actual Estado mayor Conjunto. La culminación de este proceso normativo institucional fue la creación del Ministerio de Defensa, que interponía entre los mandos militares y el jefe de estado una intermediación que, lamentablemente, no surtió efecto en aquel entonces. La influencia de la doctrina francesa y de los cursos que se impartían por aquel entonces, junto con la Escuela de Las Américas, conformaron un combo explosivo y terrorífico que se cristalizó en la Doctrina de Seguridad Nacional con su nefasta hipótesis de enemigo interno y la protección de las fronteras ideológicas. La última dictadura militar aplico criminalmente estos conceptos.
El retorno a la democracia trajo consigo el inicio de un nuevo camino para estructurar el sistema de defensa. La ley de Defensa de 1988, la de seguridad interior en 1992 y la de inteligencia en 2001 conforman la medula normativa. Menos conocido es el impacto de las reformas en la formación y educación relacionada a la defensa. A comienzos de la década del 90 se crean, en el marco del decreto 17778 de universidades provinciales (1968), los Institutos Universitarios de las tres armas: Instituto de Enseñanza Superior del Ejercito (IESE-1990) rebautizado Instituto Universitario del ejercito en 2013; el Instituto de Estudios Navales y Marítimos (1991), rebautizado en 1998 como Instituto Universitario Naval (INUN); y el Instituto Universitario Aeronáutico (IUA-1993) sobre la base del INUN (instituto Universitario Aeronáutico) que desde 1971 se encontraba dentro del sistema universitario pero sin lograr ser categorizado como tal. A estos institutos se les reconocía el otorgamiento de títulos de grado, conforme al decreto 17245 Ley Orgánica de Universidades Nacionales (1967). La Ley de educación superior de 1995, impactó en los institutos los cuales se acogieron a la misma con excepción de los artículos 7 y 8 (autonomía y autarquía financiera y posibilidad de reformar sus planes de estudio). Los Institutos se consolidaban así en su estatus universitario. El último de los Institutos Universitarios el Instituto de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (IIFA) creado en el año 2000 bajo la dependencia del Estado mayor conjunto.
Así las cosas, al momento de la creación de la Subsecretaría de formación en el ámbito del Ministerio de Defensa (2007), la educación de los oficiales y suboficiales tenían sus tres colegios (militar de la nación, Escuela Naval Militar y Escuela de Aviación Militar) junto con sus correspondientes escuelas de suboficiales. Para la educación superior los Institutos Universitarios y para la sociedad civil la Escuela de Defensa Nacional desde donde se buscó formar civiles para la defensa en esta nueva etapa. La autonomía militar en esta área era evidente. La búsqueda durante el gobierno de Néstor Kirchner Primero y Cristina Fernández después, fue también conducir y gobernar el sistema de Defensa incluso en su formación. Para eso, se creó La Escuela Superior de Guerra Conjunta (ESGC), se revisaron los planes de estudio acreditados en CONEAU (2009-2010) y se crearon una decena de cursos conjuntos de los mas variados temas. No faltaron las acciones simbólicas como los retiros de cuadros de los genocidas y, también, aunque mucho menos conocido, la inauguración de un busto del General Perón en el colegio militar de la Nación (2014).
La creación de la Universidad de La Defensa Nacional, misión que le toco culminar al Entonces (y actual) Ministro Agustín Rossi, implicó también el final del proceso de la conducción civil en la Formación Militar. Los intentos del Gobierno de Mauricio Macri de ponerle fin a la Universidad, desconociendo al rector normalizador Dr. Jorge Fernández y “vaciando” e contenido la institución, basándose en resoluciones ministeriales que pretendían estar por encima de la ley 27015 de creación de la Universidad, votada por el congreso nacional, buscó complacer a los sectores militares más reacios a la democracia. No obstante, la joven universidad logró superar la prueba y hoy se presenta llena de vitalidad y con una oferta académica inmejorable.
El reciente lanzamiento del Doctorado en Defensa Nacional, único en su tipo en América Latina, es un paso más en el largo camino recorrido. Junto con dos nuevas especializaciones (Especialización en gestión de la Defensa Nacional y Especialización en Producción de formación Estratégica) tienen por intención seguir formado militares y ciudadanos en un tema fundamental. La formación será, sin duda, un punto de apoyo que permitirá el diseño de mejores políticas públicas que garanticen en el futuro la soberanía nacional.