El repentino fallecimiento de Diego Armando Maradona sorprendió a propios y extraños, conmovió a millones en nuestro país, y también en impensables regiones del mundo. El funeral de semejante astro; del, quizás, ídolo más masivo de la historia argentina, representó un serio e inesperado desafío.
En el marco de una trágica pandemia, que obligó a meses de estricto aislamiento social y al cierre de instituciones y entidades, millones despedirían al gran antihéroe nacional.
Es así que el presidente de la Nación, Alberto Fernández, inmediatamente puso a disposición de la familia la Casa Rosada para realizar la ceremonia. También se barajó la posibilidad del estadio de Argentinos Juniors, que lleva su nombre y en el cual inició su carrera el astro, y el de Gimnasia y Esgrima La Plata, donde se desempeñaba como Director Técnico hasta el último deterioro de su salud.
El pesar de Alberto Fernández junto a su pareja, Fabiola Yañez, al momento de despedir a Maradona.
Se definió, finalmente, la Casa de Gobierno. El máximo ídolo nacional sería velado con honores de Estado, ante el 'adiós' de miles de argentinos.
Como era de esperarse, luego de confirmarse la noticia, la gente se arrimó desde la noche del propio miércoles. A lo largo de este jueves, la fila comenzó a extenderse por decenas de cuadras, hasta llegar a Constitución, según informaron diferentes medios.
La inevitable aglomeración de multitudes, en la que no faltaron incidentes cuando la policía intentó demarcar el límite hasta el cual los asistentes podrían acceder a la Casa Rosada, motivó fuertes críticas por parte de la oposición, y en particular de legisladores de la Unión Cívica Radical.
Una multitud se acercó a la ceremonia.
En el marco de esta extraordinaria despedida, tan emocionante como conflictiva, improvisada como pasional, integrantes del bloque de diputados Nacionales de la UCR expresaron su disgusto contundente con la decisión gubernamental.
“Maradona se merece la despedida del pueblo argentino. Da bronca que el Gobierno que no le permitió a miles de argentinos despedirse de sus seres queridos y abusó del pueblo en una cuarentena eterna y violatoria de derechos humanos, haga lo que prohibió meses con cárcel y muerte”, escribió en horas de la mañana Álvaro de Lamadrid en redes sociales.
En esa misma línea, añadió que reprueba “esta actitud cínica” y sentenció: “En su momento, denuncie penalmente al presidente por prohibir las reuniones familiares y afectivas de los argentinos en sus casas, lo que originó que muchos argentinos murieran en triste soledad. La política es sobre todo concretar la humanidad”.
El mito, la historia, la emoción y ahora la tristeza. Todos, en algún momento, sentimos nuestra vida atravesada por Maradona. Dejó huella seguro.
— Karina Banfi 💚 (@KBanfi) November 26, 2020
Un pueblo despide a su ídolo. pic.twitter.com/0tBuh8GvHQ
La diputada radical Karina Banfi recordó emotivamente al ídolo nacional.
Haciendo gala de una sincronización llamativa, también arremetió la diputada Ximena García por los “3 días de duelo por Maradona y un velorio multitudinario en casa rosada”.
Al respecto, tildó de “indignante y perversa” la “doble vara de este Gobierno” y recordó los “9 meses de escuelas cerradas, más de 3 millones de nuevos desempleados, 37.000 fallecidos por covid sin poder despedirse de sus familiares”.
Por último, concluyó: “Como duele la hipocresía, se olvidaron de la pandemia. Es trágico e inaceptable”.
Maradona se merece la despedida del pueblo argentino. Da bronca que el Gobierno que no le permitió a miles de argentinos despedirse de sus seres queridos y abusó del pueblo en una cuarentena eterna y violatoria de derechos humanos, haga lo que prohibió meses con cárcel y muerte.
— Alvaro de Lamadrid (@AlvarodLamadrid) November 26, 2020
Otro de los que apuntó contra la administración de Alberto Fernández fue el férreo opositor, Luis Petri, quien aclaró en un principio que su crítica no fue contra el velorio de Diego.
No obstante, precisó: “Si critico las contradicciones de un Gobierno que no ha dejado velar 37 mil muertos, que 7500 formoseños no puedan aún ingresar a su provincia, que Abigail haya tenido que cruzar en brazos y Mauro haya muerto cruzando un río para volver a su casa”.
Hacia el final, mencionó los “millones de chicos sin ir a la escuela, el Congreso sin sesiones presenciales, fronteras interprovinciales cerradas y un Gobierno que te pedía que te quedaras en tu casa en la cuarentena más larga del mundo, mientras el Presidente se comía asados con amigos y sindicalistas”.