
La realidad social es apremiante ante el acoso integral de la pandemia y la inseguridad recrudece como espejo de una coyuntura crítica en la ciudad de La Plata, a la vez que este escenario se potencia ante la retirada municipal. El gobierno del intendente Julio Garro, tras un 2019 con más de 50 robos a los clubes de la región (algunos sufridos en dos o más ocasiones), prometió a las instituciones más presencia policíaca, botones antipánico, inversión en iluminación y erogaciones de dinero en logística específica. Pero desde la última reunión realizada en mayo entre representantes de asociaciones civiles y el secretario de Seguridad, Darío Ganduglia, junto al jefe de la departamental, lo único que se hizo es desestimar lo acordado.
Los robos y destrozos a los clubes son moneda corriente. En la génesis situacional, y desde que comenzó el aislamiento, surgieron los ataques a Asociación Nueva Alianza (38 y 155) e Iris (143 y 515), For Ever (en los predios de 64 esq. 120 y 135 y 600), CRIBA (2 y 611), CRISFA (14 y 72), San Jorge (8 y 424), 152 Oeste (152 e/ 39 y 39 bis), Alumni (70 y 148) Villa Lenci (22 e/ 78 bis y 79), San Juan (146 e/ 516 y 517) y, últimamente, Argentino Juvenil (18 y 460); incluso, en la mayoría de los casos, los actos delictivos se reiteraron una y hasta dos veces en menos de dos semanas. De todas formas, estos sucesos solo son los más notorios mientras que, por su parte, algunas instituciones no tienen los mecanismos de visibilización que sí tuvieron estas entidades nombradas.
En cuanto a los afectados, por ejemplo, el presidente de CRISFA, Daniel Dascenzi, se mostró desahuciado y “desanimado” con la situación de robos y destrozos persistentes que los aqueja y, en diálogo con PolíticiaYMedios, manifestó que “nada ocurrió” de aquello acordado en la reunión con las autoridades hace unos meses. “Todo lo que se comprometieron a hacer para darle una mano a los clubes, no lo hicieron”, protestó el referente del club emplazado sobre las vías del viejo Ferrocarril Provincial. A su vez, recordó que, a fines de agosto cuando se produjo el robo de elementos de entrenamiento y de valor y el destrozo del tapial que da a la 72, “no había ninguna luz encendida” sobre la avenida de ingreso a la entidad, lo que da cuenta del desamparo estatal comunal.
En tanto, otro de los presidentes que alzó la voz en contacto con PyM fue Leandro Tarabini, titular de la Asociación Nueva Alianza. Fue a finales de julio cuando la institución albinegra sufrió el saqueo de luminarias y tableros, al igual que padeció roturas de cables e instalaciones valiosas. En ese sentido, el ejecutivo institucional visibilizó que “lamentablemente los actos delictivos que sufren los clubes son una costumbre”, al tiempo que, ante la falta de respuesta municipal, admitió: “Estamos desprotegidos”. “No sé cuánto más podremos soportar estos golpes; es todo muy triste y necesitamos ayuda urgente porque estamos en terapia intensiva”, confió el directivo.
Por el lado de CRIBA, otra de las entidades afectadas, fue en diálogo con PyM que el vicepresidente Juan Fontanella develó que “a tres cuadras -del club- tenemos el destacamento y, así y todo, este año nos robaron tres veces; evidentemente no es garantía de nada”. Mientras que ante la ausencia municipal, reconoció, con dolor, que “tenemos que buscarle la vuelta nosotros y tratar de que no pase más; ya no dejamos más pelotas y herramientas de entrenamiento en el club”. Estas declaraciones, que llevaron al punto del sálvese quien pueda, vienen a cuento del robo de los alimentos para realizar las ollas populares ocurrido en la institución meses atrás.
En el caso del últimamente ocurrido, los dirigentes de Argentino Juvenil manifestaron que hasta tuvieron que gestionar la donación de un sistema de alarma privado con tal de, al menos, alertar a los vecinos de la zona de City Bell para poder llamar la atención. En otro de los clubes donde funcionó la prevención vecinal fue en el Barrio El Mondongo, cuando promediando mayo los vecinos alertaron de un intento de ataque al predio de For Ever (64 y 120). También fue el propio club albiazul que tuvo que sufrir el hurto y destrozo de 100 metros de alambrado en su predio de 135 y 600, recinto que está en construcción luego de conseguir tierras recientemente, con la dificultad que significa lograr un lugar propio para las instituciones.
No obstante y por último, vale aclarar que las pérdidas para los clubes son sumamente significativas y van desde candados hasta elementos de entrenamiento o alimentos para desarrollar las ollas populares hasta inodoros y roturas o el robo de tejidos para cercar los predios y defender las tierras a la vieja usanza.