
En un video difundido por la Oficina de Comunicación y Prensa de la CEA, su presidente, monseñor Oscar Ojea, se refirió al complejo escenario que enfrentará la Argentina una vez que sea superada la epidemia de coronavirus.
En este sentido, sostuvo: “Vamos a vivir la pandemia del hambre y de la desocupación; la pandemia de la lucha por el poder, la pandemia de muchas dificultades para poder llegar a fin de mes. Para esta situación y cuando nos sentemos en la mesa tenemos que estar todos”.
También afirmó que la emergencia sanitaria “ha desnudado una profunda desigualdad y una gran inequidad en el mundo en que vivimos”. Al respecto, señaló que “al darnos cuenta de esta situación, tenemos que empezar a ver cómo salimos todos juntos”.
Por otro lado, indicó la necesidad de sortear las discrepancias que signan nuestra vida social y política, y expresó que ha percibido “un desencanto grande en nuestra gente en estos últimos días, cuando intervienen nuestras heridas, nuestras divisiones y grietas”. En esta línea resaltó que tenemos “un gran desafío por delante”, al cual describió como “un enemigo común, que pone en peligro a todos y que debe ayudar a unirnos de verdad”.
El video publicado por la Conferencia Episcopal Argentina en sus redes sociales.
El obispo de San Isidro insistió en la superación de esa conflictividad histórica. “Vivimos esa polaridad que tenemos los argentinos muchas veces, de convertirnos en verdugos, después de haber sido víctimas; extremamos todo; dejamos de escuchar; aparecen los partidismos y los internismos; a alguien hay que echarle la culpa”, describió.
Parafraseando al Papa Francisco, el titular de la CEA agregó que “se nos plantea después de la pandemia una oportunidad inédita: tenemos que escribir una nueva historia que ha dejado y está dejando atrás mucho sufrimiento y mucho dolor”.
Siguiendo en esta línea, también resaltó que el ex cardenal Jorge Bergoglio plantea que “estamos frente a una oportunidad”. Según Ojea, “él la llama una oportunidad de regenerar, ni siquiera de reconstruir, sino regenerar, que es crear de nuevo situaciones inéditas”.
El obispo, además, pidió por “buscar un estilo de vida más austero que pueda favorecer la distribución de recursos entre nosotros”. Explicó que se trata de “una conversión que cambie estilos de vida, que cambie hábitos de consumo, que frene el maltrato que le estamos dando a la naturaleza, y al mismo tiempo, el maltrato que le estamos dando al hermano que tenemos cerca, sobre todo si es pobre”.
Hacia el final, Oscar Ojea concluyó pridiendo “que el Espíritu de Dios nos ilumine para prepararnos a un tiempo de mucha unidad en la diversidad, un tiempo verdaderamente creativo, donde tenemos que tratar de regenerar un mundo nuevo”.