
Por Nicolás Harispe @nicolasharispe
La foto que ilustra esta nota fue lo más destacado del sitio web del canal de noticias TN durante este sábado. El tono con el que intenta instalar la idea de que el Gobierno ataca los intereses de los porteños, es una de las dos versiones con las que el Grupo Clarín salió a presionar a Alberto Fernández para que Horacio Rodríguez Larreta obtenga alguna compensación por la coparticipación que (en mayor o menor medida) perderá. Se trata de unos $ 35 mil millones, equivalentes a un punto del 3,5% actual.
La columna de opinión lleva la firma de uno de los voceros de la señal de noticias, Edgardo Alfano. El vocero de TN no disimula la embestida, y utiliza el tono indicado en el manual sobre periodismo de guerra que en la práctica (y en otro contexto) fue muy efectivo para el pool de medios macrista: refiere a una supuesta "fijación con la Capital Federal" que tendría Cristina Fernández de Kirchner.
Además, Alfano el analista, señala una frase que alguna vez dijo CFK sobre la CABA, y que serviría para corroborar la afirmación temeraria que sostiene en su libelo: "Hasta los helechos tienen luz y agua, mientras que en el conurbano chapotean en el barro".
En la otra herramienta del Grupo, la principal, el gran diario argentino, Héctor Magnetto y sus escribas ofrecen una versión más edulcorada pero no por ello menos evidente de este conflicto: "Generó gran revuelo político la decisión de Alberto Fernández de recortarle 35 mil millones de coparticipación al Gobierno porteño, aunque Rodríguez Larreta evitó confrontar e insistió con la necesidad de encontrar 'consensos'".
El malo de Alberto genera ruido, pero está el bueno de Horacio para buscar consensos.
La puja por la coparticipación es apenas un capítulo de la fuerte disputa por la construccón de sentido común, o de ideología en un sentido amplio del término. Esa confrontación, como ya pocos discuten, es histórica aunque desde hace más de una década se expresa en carne viva.
El relato de los últimos días que utilizó el macrismo fue eficiente. No importa que la mayoría de las opiniones que expresaron los medios de comunicación (velada o desembozadamente) fueran planas y consignistas: a los jubilados se les ajustaron los haberes, el discurso de campaña de los Fernández fue una trampa, y como en el tango, todo es lo mismo, nada es mejor.
Es decir, la lógica que plantea el poder real indica que relatos habrá de todos los colores, pero políticas, una sóla, y no es muy diferente a la del gobierno de Mauricio Macri. Para colmo, faltaron hábiles declarantes defendiendo la posición en relación a este tema y a la reforma impositiva en la Provincia de Buenos Aires. Esta última se convirtió, por unos días, en el supuesto asunto central de todos los argentinos y argentinas.
Más llamativa fue la feroz estrategia discursiva que exhibieron los pálidos legisladores bonaerenses que hace apenas un mes no se animaban a opinar ni siquiera sobre deportes. Todo con la estrella provincial del macrismo (María Eugenia Vidal) en plan viaje de egresados a Europa como telón de fondo.
El resultado final es conocido: el Gobernador peleó por un proyecto propio que fue aprobado, finalmente, con el sello de la oposición.
Pero en el plano comunicacional hubo una idea que prevaleció en la escena del descenlace: Kicillof (como Fernández) intentó ajustar sus cuentas a expensas de los más débiles. Gran victoria de Cambiemos, que hasta le puso frutilla al postre con caras de entusiasmo entre sus legisladores y un discurso en favor de las capas medias de esta sociedad, paradojicamente muy agredidas por el gobierno anterior.
Si un objetivo estratégico del peronsimo en la disputa comunicacional es sostener viva la memoria de lo que significó el neoliberalismo a la Argentina, en estos días no faltó quien aspirara a, por lo menos, encender los recuerdos no tan lejanos.
Probablemente se conozca en los próximos días alguna compensación para que Rodríguez Larreta pueda exhibir algo de pericia y representar la esperanza amarilla de cara a los próximos años.
También el Gobierno quizá mejore la eficiencia en el plano comunicacional, un desafío que quedó pendiente de los 12 años de las gestiones de Néstor y de Cristina Kirchner, y que parece seguir influyendo en favor de los sectores más concentrados de la economía.
El cierre de la nota de Alfano en tn.com.ar es un ejemplo inigualable del relato macrista en todo su espendor, y que parece escrito en los días previos a las elecciones de 2015, como si nada hubiera pasado y en este país la historia se tratara de un eterno retorno.
Para la ex presidenta la Ciudad siempre fue una obsesión. Después de todo, es el distrito donde se concentra lo más fuerte del pensamiento anti kirchnerista y donde sufrió duras derrotas. Allí nació el Macri Presidente. Y Cristina no olvida.
Hoy CFK la enfrenta desde el control del principal distrito del país, la provincia de Buenos Aires, que gobierna su delfín Axel Kicillof y desde donde su hijo Máximo Kirchner y La Cámpora, se hacen fuerte pensando en un futuro con mayor poder.
Todavía está fresca en la memoria del gobierno porteño la ley de 2012 que, bajo el paraguas de Cristina Kirchner, quitó al Banco Ciudad fondos judiciales para pasarlos al Nación.
Y ahora, su obsesión por la Ciudad quedó expuesta cuando dijo que “en la Capital hasta lo helechos tienen luz y agua, mientras que en el conurbano chapotean en agua y barro”.
Fue una advertencia y el plan está en marcha.