
Luego de que la Plaza San Martín amaneciera completamente blindada por fuerzas policiales en la mañana de este viernes, los feriantes que venden e intercambian sus mercancías en ese predio se organizaron rápidamente para resistir la ofensiva de los efectivos y pedir que no les quiten la posibilidad de trabajar ya que, en la mayoría de los casos, la venta de esos artículos es el sustento familiar.
Con la presencia de organizaciones sociales, barriales y estudiantiles, los manifestantes llegaron a la Plaza cerca de las 13 con el objetivo de resistir el desalojo y pedir a la Comuna los deje realizar la tradicional feria americana. “Hicimos una caminata por la vereda porque estaban todas las fuerzas represivas y no dejaron de entrar para nada”, contó a Política&Medios Susana, una de las referentes del grupo de feriantes.
“Aplaudimos, cantamos y llevamos carteles con nuestros reclamos. Veremos qué pasa. Hasta el momento no hubo ninguna respuesta del lado de la Comuna. Así, por ahora, seguiremos con sentadas y caminatas bordeando la plaza los lunes, miércoles y viernes”, contó la mujer sobre cuáles serán los pasos a seguir en el plan de lucha de los feriantes.
“No al desalojo de los manteros”; “Déjennos trabajar dignamente” y “los jubilados somos indigentes”, fueron algunos de los carteles que pudieron leerse durante la jornada de protesta que, aunque pacífica, estuvo plagada de tristeza: entre abrazos y lágrimas, algunos de los se mostraron visiblemente acongojados ante la potencial pérdida de su única fuente de ingreso.
Más temprano, los ambulantes habían contado a este medio cuál es la realidad que viven día a día: “Al aumentar la pobreza por las políticas económicas erradas, la gente sale a buscar un pesito como puede y dignamente: no vendemos drogas ni nos dedicamos a la trata de mujeres, que son cosas graves de las que las autoridades no se ocupan”, habían detallado.
“Nosotros lo que hacemos es juntar ropa y la vendemos a precios módicos, en una feria americana. Lo que pasa es que para las autoridades esto ‘afea la ciudad’, por eso nos quieren sacar y mandarnos al traste del mundo, en 80 y 136, donde no va a haber público y el transporte es demasiado caro para ir hasta allá para comprarse un pantalón a 40 pesos o una remera a 15 o 20 pesos”, contaron los feriantes, indignados.