En una sesión que se extendió hasta las 3 de la madrugada, la Cámara Alta desaprovechó la oportunidad de ampliar los derechos de las mujeres. El Senado de la Nación desaprobó el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo que ya tenía media sanción de la Cámara de Diputados.

Tras cuatro meses de debates parlamentarios, masivas movilizaciones y centenares de exposiciones a favor y en contra, la votación terminó con 38 votos negativos contra 31 afirmativos, dos abstenciones y una ausencia.

El proyecto que buscaba despenalizar el aborto hasta la semana catorce de gestación generó diferencias dentro de cada bloque y los votos estuvieron divididos. De los 25 senadores de Cambiemos, 17 votaron en contra y 8 a favor; por el FPV-PJ, ocho afirmativos y uno negativo; el bloque Argentina Federal, que comanda Miguen Ángel Pichetto, aportó 12 votos a favor, 11 en contra y una abstención; mientras que otros bloques minotirarios se dividieron entre el sí y el no.

El resultado final de la votación no generó sorpresas. Los días previos ya dejaban trascender que no se repetiría la épica jornada de Diputados de hace dos meses atrás. Sin embargo, millones de mujeres volvieron a colmar de verde las calles porteñas y del país en medio de una jornada fría y lluviosa. Al final, sólo festejaron unos pocos manifestantes que se oponían al proyecto.

En medio de la sesión del Senado, el diputado del PRO y fundamental impulsor del proyecto, Daniel Lipovetzky, propuso la alternativa de llevar adelante una consulta popular vinculante para que sea la sociedad quien defina ante este empate técnico de la clase política. Es una idea osada, que necesitará de un amplio acuerdo parlamentario.

A fin de cuentas, la derrota del proyecto votado ayer sólo postergó la aprobación de un derecho que las nuevas generaciones de mujeres están dispuestas a conseguir a pesar de una dirigencia política que prefirió dejar las cosas como están.